Una sola frase del presidente estadounidense Donald Trump bastó para hacer temblar a la economía argentina. En un almuerzo en la Casa Blanca con Javier Milei, el mandatario norteamericano advirtió que “nuestros acuerdos están sujetos a quien gane las elecciones”. Bastaron segundos para que esa oración se tradujera en rojo furioso en los monitores de Buenos Aires y Wall Street.
Hasta ese momento, la jornada había comenzado con calma, pero la declaración de Trump giró el mercado 180 grados. Los bonos argentinos se desplomaron hasta 6%, con fuerte volumen de ventas; los títulos soberanos en dólares cedieron terreno y el riesgo país, que ya venía con retraso de actualización por parte de JP Morgan, quedó virtualmente congelado hasta que pase la tormenta electoral.
En la Bolsa de Buenos Aires, el índice S&P Merval cayó 2,1%, con un monto negociado de casi $200 mil millones entre acciones y Cedears. Los ADRs argentinos en Nueva York se movieron en bloque: Bioceres fue la excepción, con un alza del 7%, mientras que Supervielle, Galicia, Pampa Energía, TGS, YPF, Macro, Edenor, IRSA y Loma Negra perdieron entre 3% y 8%.
El mercado cambiario fue otro campo de batalla. Con intervención nula del Banco Central, el dólar oficial subió a $1.392,41. El blue saltó a $1.420, el MEP a $1.446,07 y el contado con liquidación avanzó a $1.474,69, con brechas que volvieron a tensionar los precios relativos. El BCRA perdió US$ 349 millones de reservas en una sola jornada, un dato que hizo crujir los nervios del mercado.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, intentó apagar el incendio: aseguró que la frase de Trump “no se refería a las elecciones legislativas del 26 de octubre, sino a la presidencial de 2027”. Pero el intento de desambiguar sólo añadió más ruido. Analistas y politólogos coincidieron en que Trump buscó “asustar al electorado argentino” para consolidar la alianza Milei-Washington.
En paralelo, Federico Sturzenegger debió salir a desmentir una nota de Bloomberg que insinuaba un cambio en la política cambiaria tras las elecciones. Ratificó que seguirán las bandas de flotación, entre piso y techo, hasta nuevo aviso.
En cuanto a los datos macro, el Indec informó que la inflación de septiembre fue de 2,1%, con un acumulado de 22% en el año y 31,8% interanual. Aunque dentro de lo esperado, la cifra reactivó la discusión sobre el “pass through” y el atraso cambiario.
El nerviosismo financiero también se trasladó a la licitación del Tesoro, que hoy enfrenta vencimientos por $4 billones y ofrecerá instrumentos en pesos y bonos atados al dólar (S10N5, T30E6, D28N5 y D30E6).
En el frente internacional, el petróleo cayó 1,3% tras nuevos avances diplomáticos en Medio Oriente; los metales básicos retrocedieron por previsiones de menor crecimiento global del FMI. En los granos, el trigo y el maíz subieron en Chicago, pero la soja volvió a ceder; en Rosario, el trigo tocó el precio más bajo en cuatro años, justo cuando se acerca la liquidación de una cosecha abundante.
El clima global también mostró refugios divididos: el oro y la plata marcaron nuevos récords, mientras que el Bitcoin cayó 1,8% y el resto de las criptomonedas se hundió aún más.
Así, el día cerró con una certeza: en la Argentina financiera, una frase en Washington puede valer miles de millones en rojo.

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