El consumo en supermercados, almacenes y autoservicios cayó en febrero 13,2% interanual y acumula nueve meses consecutivos en picada. La disparada de precios, sobre todo de alimentos, y la falta de incremento salarial explican parte de este fenómeno y también otros que empezaron a notarse: el cambio en el armado de la canasta con productos de categorías más rendidoras y económicas, el pase a segundas marcas o a aquellas propias de la cadena y el amesetamiento de las compras online.
El dato de la caída del consumo fue aportado por la consultora Scanntech en base a un relevamiento de 1100 locales de todo el país que integran la Cámara Argentina de Supermercados (CAS) y la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (FASA), y surge del promedio de una baja del 17,2% en kioscos y almacenes; 11,4% en autoservicios; y 4% en supermercados de mayor superficie. El informe agrega que en el primer bimestre del año, el desplome del consumo masivo fue del 8,1% interanual, y se prevé que los datos sean todavía más duros en marzo, cuando se compare con el inicio de la cuarentena que dio lugar a un sobrestockeo inicial de la población.
Tendencias detrás del desplome
Pero los números fríos esconden otras tendencias que se están produciendo por debajo y que muchas veces pasan desapercibidas. Ecos365 dialogó con referentes y analistas del retail rosarino que dejaron su impresión al respecto. “El consumo está amesetado, pero con gran variación de precios, lo que genera incertidumbre y frena cualquier intento de recuperación”, señaló Juan Milito, de la Unión de Almaceneros de Rosario. Agregó que en los barrios populares, donde la carne se dejó de consumir hace rato por la brutal suba, también se dieron de baja quesos, vinos, yogures, y se empezó a comprar más arroz y fideos. “El bolsillo del trabajador cada vez es más chico y por eso compra menos cosas y más barato”, apuntó.
“Hoy la gente se mantiene comprando a la baja en limpieza, aseo personal, perfumería y productos que no son de necesidades básicas”, dijo por su parte Juan Manuel López Raidó, vocero de la Cámara de Supermercadistas de Rosario. “Carne se está comprando poco por los aumentos y porque no rinde tanto. Tampoco se busca verdura, sí mucha harina”, resaltó y describió al consumidor 2021: “Es mucho más retraído y conservador. Muy minucioso en la compra, visualizando segundas y terceras marcas, además de las marcas propias del comercio. Si puede, compra al por mayor para disminuir el costo final del producto”, detalló.
El renacer de las segundas marcas
En el informe antes citado se destaca precisamente una tendencia hacia el achicamiento del mercado, ya que en la comparación interanual desaparecieron 100 ítems, sobre todo de las primeras marcas que redujeron el surtido. "Incluso en el nivel socioeconómico alto, donde el consumo parece sostenerse más, el portfolio se está yendo igual hacia las segundas marcas", manifestó Darío Hernández, gerente de cuentas de Scanntech y añadió que con el proyecto de ley de góndolas “se van a empezar a incorporar pequeños fabricantes, por lo que hay oportunidad para las segundas marcas de seguir creciendo, apoyados por esta dinámica de incorporación de nuevo surtido”.
La iniciativa podría servir para empezar a revertir la tendencia producida en el último año, donde las segundas marcas se achicaron del 37% al 34% en la participación del mercado. Esto se había producido porque mientras las primeras subieron 34% sus precios, las segundas, aprovechando que partían de una base de precios mucho menor, ajustaron un 47% según la consultora. Sin embargo el inicio de 2021 marcaría una reversión de esta tendencia, y los analistas le ven mucho potencial a las marcas B en nuevos segmentos como detergentes, jabón para la ropa, gaseosas, yerbas y algunos yogures.
Incluso en el nivel socioeconómico alto, donde el consumo parece sostenerse más, el portfolio se está yendo igual hacia las segundas marcas", dijo Hernández de Scanntech
¿Freno al comercio online?
Lo que mantuvo vivo al consumo en 2020 fue el e-commerce, que registró enormes saltos interanuales, y llevó a muchos rosarinos a incursionar por primera vez en este tipo de compra. Y si bien se suele decir que una vez que se da ese primer paso, generalmente se termina volviendo hábito, algunos datos dan cuenta de al menos una desaceleración de estas transacciones. “Notamos una baja de las compras por internet o por teléfono después del boom inicial. La gente volvió al comercio de cercanía”, sostuvo Milito.
“De marzo hasta junio hubo un boom de la compra online, pero después bajó porque se produjo un reconocimiento de que el bolsillo se había achicado, y una recuperación de la compra presencial, que seguimos viendo como prioritaria”, planteó López Raidó, aunque aclaró: “Nosotros tenemos que el año pasado las ventas online fueron el 7%, y vemos que para el año que viene pueden llegar al 10% o al 15%”.
“Si bien la tendencia a comprar por internet es imparable, puede ser que después de tantos meses encerrada, mucha gente empezó a tomarse ir al supermercado como una salida", planteó Secondo de Mec
La consultora Mec, que mide el consumo en la región centro, relevó en su último informe un notorio descenso en las compras online: bajaron del 15,1% en julio de 2020 al 5,7% en enero 2021. Entre las hipótesis que se arriesgan figuran un menor poder adquisitivo de la gente, una mayor incidencia global de sectores medio bajos en la muestra, mayor incidencia de población adulta y una mayor circulación de la gente por el cambio de aislamiento social a distanciamiento. “Si bien la tendencia a comprar por internet es imparable, puede ser que después de tantos meses encerrada, mucha gente empezó a tomarse ir al supermercado como una salida. También puede ser que algunos no tuvieron una experiencia de compra online exitosa y prefirieron volver a la presencial”, sumó Ariel Secondo, titular de la consultora.
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