Cuál es “la foto” para los granos y la carne en el final de un año muy particular

Los escenarios se vuelven complejos a partir de diversas situaciones, a nivel mundial y local, que indicen a la hora de los negocios. En materia agrícola, ¿qué hacer para “cubrirse”?

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Los agronegocios cierran el año con varios frentes abiertos que, dependiendo la actividad, generan optimismo y/o preocupación. El contexto, mundial y nacional, obliga a pensar estratégicamente cada decisión que se tome o deje de tomar. El agroconsultor Teo Zorraquín compartió sus impresiones de lo que viene para la agricultura y ganadería. Teniendo en cuenta que el factor climático es preponderante (pero a la vez inmanejable), su mirada se enfocó en los aspectos más importantes que inciden a la hora de los negocios.

A la hora de analizar el escenario agrícola, el experto reconoció que el COVID-19 definitivamente ha cambiado la lógica en el análisis de los mercados, haciendo que los valores y las variaciones de precio comiencen a ser de muy difícil pronóstico. Y a eso debe sumársele situaciones políticas y económicas en las principales potencias mundiales, el conflicto Rusia – Ucrania, la sequía por la que atraviesa el sur de Brasil y la intervención del Estado argentino a través de distintos cepos y restricciones a las exportaciones. Todo influye para conformar un combo muy difícil de predecir.

Sin embargo, hay algunas certezas que Zorraquín remarcó: “precios y costos altos (si los comparo con otras campañas), tipo de cambio que se retrasó, una buena campaña fina en general (rindes mayores a los pronosticados) y por segundo año consecutivo un precio en cosecha superior a las coberturas tomadas o al precio de inicio de campaña”.

Agroconsultor Teo Zorraquín
Agroconsultor Teo Zorraquín

Ante esa descripción, el interrogante pasa por saber por qué un productor no vendería su mercadería. Para el especialista, la respuesta es sencilla: “Está esperando una suba aún mayor de precios, una devaluación (o ambas), o bien porque no sabe qué hacer con los pesos si vende”. En ese sentido, indicó que sería conveniente realizar coberturas por altos porcentajes de la producción “lo más flexible posibles”.

“Si vendo, comprar opciones (Call) para capturar posibles subas; si vendo y estoy líquido, trabajar con el mercado de dólar futuro para cubrirme de una posible devaluación, o refugiarme en activos si ya no lo hice (insumos, maquinaria, etc.). Si no vendo, comprar por lo menos Puts para cubrir una posible baja, ya que el riesgo a la devaluación estaría dentro de la cobertura”, explicó. Y advirtió: “Lo que no parece recomendable es no hacer nada, aunque hasta el momento haya salido bien”.

El negocio ganadero

El año 2021 ha dejado mucha tela para cortar en materia ganadera. Luego de años de crecimiento, que volvieron a posicionar a Argentina como uno de los países con mayores exportaciones bovinas del mundo, la actividad sufrió un duro revés por parte del Gobierno a partir de la implementación de restricciones, algunas de las cuales continúan vigentes.

Para Zorraquín, el presente ofrece una buena oportunidad para el país, pero el tren está pasando precisamente en estos momentos. “Es ahora porque los mercados cambian y las buenas noticias no suelen durar demasiado; en este contexto se relajaron las restricciones a la exportación de carne y formalmente sólo quedaron vedados para exportar siete cortes (asado, tapa de asado, vacío, matambre, falda, paleta y nalga)”. De todas maneras, reconoció que el daño “ya está hecho” con las intervenciones y sólo espera que por un tiempo dejen de tomarse medidas de esas características para que “la exportación impulse los precios”.

A la hora de analizar el mercado interno, manifestó que el consumo de carne vacuna se ubica en los 47 kg/hab/año, pero el consumo total de proteína animal se encuentra en unos 110 kilos (pollo 45 kg y cerdo 18 kg aproximadamente).

“Es poco esperable que los consumidores argentinos puedan traccionar una recuperación relevante de precios y si la carne en mostrador sigue subiendo por arriba de los salarios, el consumo seguirá cayendo”, proyectó. Mientras tanto, el novillo gordo se ubica en el orden de los 230 a 240 $/kilo y el ternero rondando los 320 $/kilo (muy variable según peso). Así, “el negocio de la cría y recría presenta números positivos y el negocio de engorde a corral sigue para atrás”.

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