Diseñadora rosarina impulsa proyecto para crear textiles desde desechos orgánicos

La iniciativa propone la confección de ropa a partir de desechos biodegradables de la industria frutihortícola. La emprendedora cuenta la idea de negocio y los planes a futuro

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Milagros Salvatierra tiene 22 años, es rosarina, egresada de la carrera de Diseño de Indumentaria del Instituto Superior de Comunicación Visual y busca impulsar un proyecto para la confección de textiles a partir de desechos orgánicos y biodegradables de la industria frutihortícola. El mismo se enmarca dentro de la filosofía de "moda sostenible", que propone crear ropa por medio de un sistema responsable en términos ambientales y sociales.

"Propongo crear una marca de ropa bajo el nombre Salvatierra, no solo por ser mi apellido sino también debido a la idea que transmite este nombre y que refleja mi deseo de salvar a la tierra dado el amor que siento por ella. Mi propuesta de valor, inspirada en la naturaleza, es crear una firma de diseño de autor circular, transparente y justa", señaló Milagros a Ecos365.

Actualmente, la joven se encuentra participando dentro del programa Naves Federal que impulsa el Banco Macro en conjunto con el IAE Business School. El objetivo es terminar de darle forma a la iniciativa dentro de un plan de negocios, apuntando en última instancia a conseguir el financiamiento externo para ponerlo en acción.

Los orígenes

En la actualidad, Milagros se encuentra cursando la Licenciatura de Arte y Moda en la UNR y pese a su corta edad ya tiene un amplio recorrido en el rubro textil. Es coordinadora de voluntarios de la fundación uruguaya Entre Soles y Lunas y representa al movimiento de moda sostenible latinoamericana (Universo Mola) en Argentina, creado por dicha institución. En el plano local, es diseñadora de la marca de ropa rosarina Espacio Emilia.

Fue en el marco de todas estas actividades, que la emprendedora se propuso impulsar una iniciativa que trajera asociada otro concepto en lo que refiere a la utilización de recursos. Para esto, se asoció con la biotecnológa Juelita Petrich, egresada de la UNR, y juntas comenzaron a investigar la posibilidad de crear indumentaria a partir de materiales biodegradables.

"La idea general de Salvatierra es reeducar la forma de vestirnos a partir de la creación de productos con textiles innovadores desarrollados con desechos orgánicos y bigodegradables principalmente de la industria frutihortícola. Por ejemplo, de la cáscara de naranja pueden extraerse fibras de celulosa para la confección de diferentes tejidos", contó la diseñadora.

Julieta Petrich, egresada de la UNR, se encuentra realizando su Doctorado en Cs. Biológicas y coordina el proyecto Salvatierra junto a Milagros.

Para realizar este proceso, la joven agregó que será necesario conseguir un biodigestor, máquina que realiza el tratamiento de desechos orgánicos permitiendo disminuir la carga contaminante de los mismos y generando un gas combustible denominado biogás. La energía que produce este gas puede usarse, por ejemplo, para la reproducción de nuevos textiles.

A su vez, esta máquina posibilitará extraer los compuestos que servirán para la confección de ropa, mientras que el sobrante de dicho proceso sirve como biofertilizantes y se destinaría a los productores de la cadena frutihortícola, cerrando así un circulo que se inserta bajo el concepto de la economía circular.

"La puesta en marcha del biodigestor genera un producto de valor agregado a partir de la biomasa digerida, el biol, el cual puede ser empleado como abono, disminuyendo así las cantidades de fertilizantes artificiales tóxicos y agua de irrigación empleados en los sectores destinados a la producción agrícola", explicó la emprendedora.

A gran escala

Salvatierra consideró que la mayoría de los medios utilizados para la fabricación de textiles tradicionales, así como los cultivos de los alimentos que consumen las personas, presentan un riesgo para la biodiversidad e integridad ecosistémica y para la salud y nutrición de sus habitantes o productores.

En este sentido, contó que actualmente, junto a Petrich, se encuentran investigando sobre las diferentes formas que existen de obtener la celulosa de desechos agrícolas y señaló que, para escalar el proyecto, será fundamental sumar al equipo a un profesional de la rama de la ingeniería textil.

"La idea es que nos otorgue asesoramiento sobre la infraestructura necesaria para poder empezar a llevar a cabo las pruebas y crear un primer prototipo. De esta forma, contareamos con la seguridad para avanzar en los siguientes pasos y conocer a qué nos enfrentamos, cuáles son nuestros principales desafíos", señaló la diseñadora rosarina.

Por otro lado, destacó el trabajo que vienen realizando dentro de la competencia Naves las ayudó a plantear los objetivos con claridad y a ordenar los pasos a dar para cumplir con estos. La meta principal es quedar entre los seleccionados para pasar a la instancia nacional y establecer relaciones con contactos estratégicos que las ayuden a convertirlo en una realidad.

"Hasta el día de la fecha no existen proyectos en Argentina que planteen una misma solución a varias problemáticas importantes. Tengo la intención clara de alcanzar un cuádruple impacto transformador sobre nuestro medio ambiente, economía, sociedad y trabajadores. Suena ambicioso pero en otras partes del mundo ya hay experiencias similares que nos sirven de inspiración", sostuvo la emprendedora.

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