El cierre de Falabella reaviva el debate: ¿qué hacer con el centro rosarino?

Se va el jugador de más peso de la zona y se dispara la incertidumbre de los comerciantes. "Tenemos miedo que esto se vuelva un desierto", advierten

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Primero desapareció la gastronomía, que se fue para Pichincha o Pellegrini. Después algunas marcas exclusivas, que optaron por radicarse en los shoppings de la periferia. En el último tiempo la tienda de zapatos más grande, Borsallino, abandonó su local más emblemático, y ahora llegó el turno de la última mega tienda céntrica, Falabella, que confirmó que en 60 días se va de la ciudad. Cada caso tiene sus particularidades, pero todos comparten algunas causas en común y dejan en evidencia una conclusión: el centro rosarino requiere de una urgente intervención porque corre riesgo de caer por completo en el olvido.

Ecos365 viene señalando desde el año pasado la profunda crisis que atraviesa esta zona emblemática de la ciudad, que supo ser el principal atractivo por el que llegaban a Rosario habitantes de localidades vecinas, pero que desde hace al menos una década entró en un proceso de notorio retroceso.

Crisis y algo más

La sucesivas crisis económicas, sumado en algunos casos a la desmedida ambición de contados propietarios, pusieron contra las cuerdas a muchos comerciante, que debieron abandonar las posiciones más codiciadas y cambiarse a otros más económicos. No son pocos los que cuentan que incluso hoy, pandemia mediante y con el dólar a $150, hay quienes exigen astronómicos contratos en la divisa norteamericana y no se mueven ni un ápice. “Es gente de mucho dinero, que no es de Rosario y que no le importa tener el local vacío si nadie le paga lo que pide, total vive de otra cosa”, señalan.

Esto explica en parte por qué si uno camina por peatonal Córdoba se topa con tantos locales vacíos, más allá de la crisis. Y es que no ocurre lo mismo en galerías o zonas menos transitadas, donde los dueños suelen ser rosarinos, vivir de la renta y por ende están más predispuestos a negociar los valores, incluso aceptando cláusulas antipandemia para bajar a la mitad o hasta no cobrar el alquiler en caso de que se vuelva a fase 1. De hecho, en las galerías notan un pequeño repunte en la ocupación de locales en el último tiempo.

(Alan Monzón - Rosario 3)

Poco flujo de gente

Pero no hace falta llegar a ese extremo sanitario para sentir la crisis del centro. La ausencia de oficinistas, la menor actividad bancaria y la notable baja de estudiantes que circulan a diario por el área potenció la caída de las ventas. “Si comparamos marzo 2021 con marzo 2020 estamos un poco mejor, pero si lo medimos con marzo 2019 nos encontramos 25 puntos por debajo”, señaló Ricardo Diab, titular de la Asociación Empresaria de Rosario (AER). En diálogo con Ecos365 resaltó que hoy “ningún comercio factura más que el 30% de lo que facturaba en la prepandemia”, y al encontrarse ahora sin ayuda del Estado, el problema se agrava.

“Falabella, como todos los comercios, ya no tiene la ayuda del ATP. Debe abonar los salarios por completo y además sostener una gran estructura de costos por el local que ocupa, que sólo es rentable con una gran facturación que hace tiempo no existe”, explicó. A eso se suman las dificultades para importar, principal forma de abastecerse que siempre tuvo la cadena chilena, la tendencia de los consumidores a comprar online (algo que el holding mantendrá) y un formato de megatienda que algunos consideran perimido. “Es una multinacional que busca la ganancia y si no la encuentra, se va porque acá está para hacer negocios. Distinto es el caso de empresarios locales, que aguantan más por una cuestión de sentimiento y arraigo”, agregó.

(Alan Monzón - Rosario 3)

Lo que queda

Los problemas que deja la salida de Falabella son muchos. En primer lugar, qué se hace con las 110 familias que dependían de esa fuente de ingresos que ya no estará (algunos recordaron las fuertes protestas del gremio pocos años atrás, cuando buscaba impedir que se trabajara domingos y feriados. Hoy esa imagen resulta de ciencia ficción, porque precisamente esos días es cuando se vende algo). En segundo término, no parecen abundar en este contexto los jugadores de peso capaces de hacerse cargo de semejante inmueble como el de La Favorita, que sigue en manos de la familia García, y es por eso que el municipio ya anunció que trabajará activamente en la búsqueda de un nuevo inversor. Hay quienes consideran que sería mejor subdividir el espacio, o encontrarle múltiples finalidades, para no depender de un sólo jugador sino de muchos, lo que bajaría notablemente el riesgo de que vuelva a ocurrir un cierre masivo.

En tercer lugar, hay mucha preocupación de los comerciantes por el impacto que su cierre generará en la zona. “Si bien podían ser competencia, muchos locales de los alrededores de Falabella abrían si este lo hacía por el movimiento que de por sí generaba esta cadena, y el rebote del cual podían beneficiarse. Hoy no hay negocios de esta envergadura que generen tal repercusión”, completó Diab.

Si bien podían ser competencia, muchos locales de los alrededores de Falabella abrían si este lo hacía por el movimiento que de por sí generaba esta cadena, y el rebote del cual podían beneficiarse", dijo Diab

Alerta rojo

“Este cierre llenó de incertidumbre a todo el centro, porque si los grandes se van, nos preguntamos qué queda para los chicos”, planteó Fabio Acosta, presidente de la Asociación del Casco Histórico de Rosario. “Buena parte del centro está en alerta rojo, porque sabe que ahora circulará todavía menos gente en el centro y se corre riesgo de una desertización”, advirtió. Es que otra tendencia que aceleró la pandemia fue la compra en negocios de cercanía, el hecho de que la gente no salga del barrio para satisfacer sus necesidades y de ahí que hayan podido capear mejor el temporal centros comerciales consolidados, con el de Echesortu como su mayor exponente.

En el mientras tanto, el plan de de reactivación céntrica adelantado como primicia por Ecos365 parece volverse más urgente que nunca. Básicamente plantea la flexibilización de normas de construcción de viviendas para poblar la zona, para generar un flujo continuo de gente, así como la adecuación de espacios en plantas bajas y terrazas para la instalación de bares y restaurantes. Pero la coyuntura pone varias dudas al respecto, porque llevará tiempo readecuar las normativas vigentes y encontrar a inversores interesados, ya que las trabas que le puso el Concejo Municipal a Aldo Lattuca para sus torres no ayudan, y además la gastronomía pasa por una de las crisis más duras de su historia.

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