El sector hotelero está “al borde de la extinción” en el noroeste santafesino

Muchos establecimientos son emprendimientos familiares que desde hace un año enfrentan costos crecientes e ingresos casi nulos. Hay 3.500 puestos de trabajo en juego

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Uno de los rubros más afectados por la pandemia ha sido el hotelero, que no logra trabajar con normalidad absoluta desde la llegada del coronavirus al país, pasando por momentos muy complicados relacionados de manera directa con las medidas restrictivas más férreas. En el noroeste santafesino, el sector “está al borde de la extinción”. La afirmación fue hecha a Ecos365 por la presidenta de la Cámara de propietarios de Hoteles, Restaurantes, Bares, Confiterías y afines de Rafaela y la región (CAPHREBAR), Silvina Imperiale, que además describió la difícil situación que atraviesa el empresariado.

“La posibilidad de tener abiertos los hoteles para viajantes vinculados a actividades consideradas esenciales, no alcanza a cubrir los costos operativos y, en este escenario, hay muchos que no han abierto aún, permaneciendo cerrados de manera temporal, y otros que han decidido cerrar de manera definitiva”, reveló. Cabe destacar que la entidad nuclea a establecimientos de los Departamentos San Martín, San Cristóbal, 9 de Julio y Castellanos, cuya cabecera es Rafaela. Según se conoció, unos 40 lugares (hospedajes, hoteles) quedan en pie en la zona y la preocupación se agrava porque prácticamente todos los propietarios pertenecen a cada localidad. “No hay grandes cadenas, son todos capitales locales y familias que asumen los riesgos”, expresó.

Silvina Imperiale, presidenta de la Cámara de propietarios de Hoteles, Restaurantes, Bares, Confiterías y afines de Rafaela y la región (CAPHREBAR)
Silvina Imperiale, presidenta de la Cámara de propietarios de Hoteles, Restaurantes, Bares, Confiterías y afines de Rafaela y la región (CAPHREBAR)

Si bien en la “Perla del Oeste” no hubo “bajas”, Imperiale confirmó el cierre de hoteles en localidades como San Jorge, Ceres y El Trébol. “La realidad es que muchos vienen arrastrando deudas sin saber cómo se pagarán y hay costos fijos que no se llegan a cubrir”, aseguró. Al mismo tiempo, reconoció que en momentos de mayores restricciones se suele recurrir a diversas acciones para achicar costos como “dar de baja internet o líneas telefónicas”, pero ni así alcanza.

Para peor, el panorama no parece alentador de cara al futuro. “En la medida que sigan las restricciones y cada vez se haga más difícil trabajar, la situación puede empeorar con el transcurso de los meses”, admitió. Y, para graficar la importancia social del sector en la región, contó que entre hoteles, bares, restaurantes, cafeterías, hay unos 3.500 puestos de trabajo en juego en los departamentos mencionados.

Poca ayuda y mucha incertidumbre

Los números son impactantes en la actividad hotelero gastronómica. Desde el comienzo de la pandemia, hasta la fecha, “se han perdido 12.000 establecimiento formales (registrados) y alrededor de 175.000 fuentes de trabajo a nivel nacional”, confesó Imperiale.

Hubo varias gestiones para conseguir beneficios que minimicen el impacto. Así, se pudo lograr un diferimiento del vencimiento de los impuestos y una asistencia para el sector hotelero a nivel provincial que consiste de un pago de $10.000 pesos por cada trabajador. De todas maneras, “no alcanza” teniendo en cuenta que el resto del salario no puede ser cumplido.

La asistencia del sector por parte del Estado va in crescendo, pero los verdaderos efectos en nuestro rubro se sentirán a la hora de renegociar los alquileres", dijo Imperiale

También se incursionó con el sistema del Repro y los establecimientos recibieron hasta diciembre el ATP, pero cuando se terminó y se reemplazó por el sistema de reprogramación productiva, el 80% de los establecimientos quedaron afuera. “Se convirtió en un beneficio de muy difícil acceso”, señaló.

Por último, reflexionó: “La asistencia del sector por parte del Estado va in crescendo, pero los verdaderos efectos en nuestro rubro se sentirán a la hora de renegociar los alquileres, de pagar las cuentas de servicios. No se habla de rentabilidad, sólo de subsistencia para poder pagar los salarios, pero en algún momento se deberán pagar todas las deudas que se han ido generando y nadie se puede endeudar hasta el infinito, entonces el empresario opta por sincerar su situación y cierra su establecimiento”. Y advirtió: “Eso seguirá ocurriendo”.

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