Industriales santafesinos piensan un plan de emergencia ante el faltante de gas por la guerra

Ante el conflicto Rusia - Ucrania y la menor oferta boliviana, la duda ya no pasa por cuánto más cara saldrá esta energía, ahora la pregunta es si podrá conseguirse. Cómo impacta en la provincia

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En 2021 Argentina tuvo que importar el cargamento de Gas Natural Licuado (GNL) de 56 buques por los que pagó u$s1.096 millones, a razón de u$s8,33 el millón de BTU. A partir de la reactivación económica y la caída de la producción local, este año serán necesarios 69 buques. Pero la guerra entre Rusia y Ucrania disparó los precios a u$s23, u$s45, u$s60 y hasta llegó a tocar los u$s100, ante la amenaza europea de boicotear la compra a Moscú. La mayoría de los analistas consideran muy exagerado ese valor y estiman que bajará considerablemente, pero incluso si lo hiciera a u$s40, cifra para nada descabellada por el contexto, el país requeriría u$s6.500 millones para costearlo, cuando las reservas de libre disponibilidad son u$s7.600 millones.

Pero hay otros elementos que pueden complicar la ecuación, porque Bolivia, que el año pasado aportó 14 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) a u$s7,4 por millón de BTU, este año posiblemente brinde una cantidad bastante inferior, por su menor producción y el incremento de la demanda brasileña, cuyas centrales hidroeléctricas están al mínimo por la prolongada sequía. Y además, desde La Paz avisaron que para renovar el contrato con Argentina –que vence el 31 de marzo- habrá que revisar el precio. En este contexto, los expertos la pregunta no es cuánto habrá que pagar por el gas; el interrogante ahora es si el país podrá conseguirlo.

“No hay insumo más caro que el que no se tiene”, resumió Carlos Garrera, histórico referente de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) y conocedor del tema energético. Ante un probable panorama de interrupciones en el servicio de gas a las industrias durante las semanas más crudas del invierno, el industrial pidió armar una estrategia conjunta de empresarios santafesinos para cuidar al máximo el uso del suministro y colaborar entre sí. “Debe haber una sinergia entre industrias para que aquellas que puedan autogenerar, no consuman de la red, y las que no lo requieran imperiosamente, lo compartan con quienes lo necesiten porque será un recurso muy escaso”, señaló a Ecos365.

Fuente: Economía & Energía

Contexto internacional con repercusión local

“Si se restringe el gas ruso a Europa, la esperanza de esa región radica en hacerse de las cargas existentes originalmente destinadas a otros lugares como Latinoamérica”, aseveró Alberto Rosandi, experto en energía y director de la empresa Eiys. Agregó que a esto se le debe sumar la enorme demanda china, que desde 2018 aumentó 82% sus pedidos y superó a Japón como principal importador del mundo. “Además la licuefacción lleva tiempo, no es de un día para el otro, por lo que la provisión a Latinoamérica y Argentina está en duda”, advirtió. A esto se suma que Bolivia privilegiará la relación con Brasil, con quien tiene un contrato permanente, a diferencia del de Argentina que sólo es por el invierno.

“Hoy con Bolivia estamos en 6,7 millones de metros cúbicos día y no creo que lo puedan aumentar, por lo que estarían faltando entre 10 y 14 millones de metros cúbicos”, dijo Rosandi a este medio. Con cuencas estructurales en Tierra del Fuego y Santa Cruz casi agotadas, falta de inversiones en Vaca Muerta para incrementar su producción, y construcción de los gasoductos del norte todavía en una etapa incipiente, no podrá compensarse el faltante con lo nacional. Lo curioso, o no tanto tratándose de Argentina, es que los recursos bajo tierra están, lo que faltan son inversiones para explotarlos.

¿Qué alternativas quedan? Importar más GNL, cuando todo el mundo está haciendo lo mismo y precisamente por eso escasean los barcos regasificadores, reemplazar todo lo que se pueda el gas por combustibles líquidos como el gasoil o el crudo (cuyo valor se fue a u$s115 el barril) y racionalizar el consumo al máximo. “Si soy industrial, necesito gas y no lo tengo, se me genera un sobrecosto implícito en caso de que el reemplazo termine siendo más caro, o tengo que hacer paradas técnicas si mis equipos no permiten esa sustitución, con todos los conflictos de logística y productivos que eso genera”, planteó el consultor. Otro agravante es que ante la gran disponibilidad de este insumo que había en el mundo hasta antes del conflicto bélico, algunas empresas desmantelaron sus sistemas de backups y ahora quedaron expuestas.

“No hay insumo más caro que el que no se tiene”, dijoCarlos Garrera, histórico referente de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe)

Esperando el impacto

“Acá tenemos el polo industrial de soja más grande del mundo, una automotriz, un gran entramado de metalúrgicas, siderúrgicas, fundiciones, entonces tener gas es fundamental porque constituye el motor de la industria”, aseveró Garrera y añadió que sin él, también se verán afectadas usinas generadoras de electricidad, lo que agravaría el conflicto. “Si hay algo que nos demuestra esta guerra es que sin una política energética sostenida en el tiempo, es imposible el desarrollo”, apuntó.

Recordó que cada invierno suele haber algunos problemas menores por falta de gas, que se resuelven con cortes parciales y en muy contados casos totales, a aquellos que tienen contratos interrumpibles. Siendo optimistas, piensan que en este invierno 2022 se pasará de los 15 días con cortes a los 30 o 35, con disminuciones todavía mayores. Pero eso dependerá del arreglo al que se llegue con Bolivia, de los barcos de GNL que consiga el país, y de si logra poner en marcha un plan sustitutivo de emergencia.

“Cuando nos restringen el gas por el mayor consumo hogareño, apelamos a combustible sustitutivo, por eso ese costo ya suele estar contemplado en la matriz energética de cada industria”, sostuvo Garrera, aunque consideró que como el sacudón esta vez será mucho mayor, se debe avanzar de manera urgente con otras propuestas. “Será necesario armar una sinergia entre industriales para ayudarnos mutuamente y compartir el gas entre todos. Fisfe tiene antecedentes de éxito coordinando este tipo de experiencias y creo que habrá que repetirlas”, expresó.

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