Analía Huerga estudió Bellas Artes y comenzó a hacer muñecas luego del nacimiento de su hija cuando pudo “reconectar con la infancia”. Si bien al principio fue un pasatiempo, con el tiempo comenzó tomar forma de emprendimiento y nació “Una buena mandarina”: el proyecto que hace muñecas artesanales de tela, con diseños personalizados.

En el 2015 adquirió una combi con la idea de hacer una “tienda rodante de muñecas”. Es así que inauguró La mandarina rodante para recorrer las ferias de economía social, donde "siempre encuentra un espacio". Principalmente visita el Biomercado, ubicado en Moreno y el río. En el futuro, piensa salir a recorrer pueblos y localidades vecina con la tienda móvil. 

Las muñecas, según Huerga, son “afines a la crianza respetuosa”, principalmente desde el diseño. Algunas de sus muñecas más conocidas son “las de parto, lactancia y porteo”: muñecas con un dispositivo para cargar un bebé en la panza, luego puede quitarse para amamantar y traen el fular para cargarlo.

Muñecas a medida

“Lo que trato de hacer son muñecas a medida”, sostuvo Huerga y explicó que hace diseños personalizados, según lo que pidan los clientes. Por lo general, el procedimiento es que el cliente la llame y le cuente la historia de la persona que quiere la muñeca -sus gustos y actividades- para que ella lo pueda plasmar en los detalles y el diseño. “Muchas veces de cosas que me cuentan han surgido modelos de muñecas”, comentó la emprendedora.

Una buena mandarina cuenta con diferentes modelos, pero que son “sólo una propuesta” y que pueden “funcionar como base o combinarse”.

Los encargos suelen ser principalmente para niños y niñas, pero también las piden algunos adultos para “acompañar momentos”: las encargan para madres que están transitando el embarazo, acompañamiento de situaciones difíciles y regalos con motivos. Como detalle, Huerga menciona que vienen aromatizadas con aceites naturales.

La emprendedora se maneja principalmente a través de redes sociales, pero a partir de este año cuenta con un espacio en “La chancha y los 20” (el local céntrico que abrió junto a otros artesanos dedicados a los juguetes) y también participa en ferias.

Se dio a conocer gracias a la propia actividad que la vinculó con doulas, talleres de crianza y se fue extendiendo con el boca en boca.