El informe de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) de agosto de 2024 refleja un panorama mixto para la provincia. La actividad industrial mostró en julio una mejora interanual del 7,2%, sin embargo, el acumulado del año revela una caída del 9,7% en comparación con 2023. Esto se debe principalmente a la baja base de comparación generada por la sequía en 2023, y a la destacada recuperación de la molienda de soja, que experimentó un incremento del 62% interanual.
Sin embargo, el 73% de las ramas industriales de la provincia continuaron en caída, con sectores como la siderurgia (-29,2%) y las manufacturas plásticas (-19,3%) liderando los retrocesos. La industria metalúrgica también registró una baja del 8,2%, mientras que la producción de carrocerías y remolques se desplomó un 32,5%.
La molienda de oleaginosas fue la única actividad que aportó un resultado positivo significativo, con un aumento de 62% en la producción de porotos de soja y del 65,9% en la producción de aceite de soja. Sin este repunte en el sector oleaginoso, la producción industrial de Santa Fe habría registrado una caída del 6,5% en julio.
En cuanto al empleo, el sector industrial experimentó una contracción significativa. Hasta junio de 2024, 5.100 trabajadores industriales perdieron sus empleos en la provincia, lo que representa una baja interanual del 3,7%.
Además, la demanda de energía eléctrica por parte de la industria también cayó un 14,7% interanual en julio, evidenciando la caída de la actividad fabril.
Exportaciones
Las exportaciones de manufacturas de origen industrial (MOI) mostraron una evolución dispar. Si bien el volumen exportado creció un 41,6%, el valor monetario de esas exportaciones cayó un 17,7% debido a la baja de precios internacionales. Por otro lado, las exportaciones de manufacturas agropecuarias (MOA) crecieron un 43,4% en volumen y un 14,2% en valor, impulsadas por la cadena de valor de la soja
Para los próximos meses, los industriales de la provincia enfrentan el desafío de revertir la tendencia negativa, pero la dependencia de un solo sector –la molienda de oleaginosas– plantea serios interrogantes sobre la sostenibilidad de esta mejora.
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