La cadena de ganados y carnes sobrevive con la tensión de un momento complejo internacional y una realidad nacional que agrega obstáculos a todos los sectores. Desde Rosgan reconocer que “imaginar la producción de ciclos largos en un país que tiene una tasa de inflación anual cuanto menos del 60 % es una quimera y no existe prestidigitador que pueda acertar con lo que va a pasar”.
Su director Ejecutivo, Raúl Milano, siempre destaca que existe la vocación de un sector que quiere tanto a su producto, sus vacas, y se siente orgulloso de su resultado final, la carne, “por lo cual desarrolla su actividad más allá de los avatares a lo largo de la historia”.
Al respecto, analizó: “producir en un mercado de competencia perfecta, como es la ganadería, es estar mentalmente preparado para trabajar, tener la seguridad de ofrecer un producto resultado de su esfuerzo y que el mercado le asigne su precio. Por eso esta cadena se siente molesta cuando aparecen las intervenciones”.
El conflicto bélico en la región del Mar Negro está afectando a todo el Planeta, provocando aumentos de precios de las materias primas, crisis energéticas posiblemente estructurales e inseguridad institucional en las naciones. Por si esto fuera poco el Covid está haciendo fuerte presencia en China poniendo en marcha lo que ellos denominan Covid Cero, cuarentena estricta sin movilidad de decenas de millones de ciudadanos. “Esto afecta el circuito productivo y comercial internacional, basta ver imágenes satelitales de infinidad de barcos cargados con contenedores sin poder desembarcar en Shanghái”, indicó Milano.
En esta realidad, con un mundo complejo signado por la caída de demanda coyuntural y baja de precios en los productos exportables por el efecto China, Argentina debe seguir produciendo por un mundo ávido de proteínas que, circunstancialmente, se encuentra en stand by.
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