Tras un 2020 complicado, algunas industrias del sector lácteo vienen dando de qué hablar en los últimos días. Una de ellas es la firma francesa Danone, que con más de 5 mil empleados en Argentina, avanzó con el plan de reestructuración interna que prevé retiros voluntarios para adecuar sus estructuras al "nuevo escenario de negocios". 

Tal como había señalado Ecos365 en noviembre, la compañía presenta balances diferentes en Argentina a los del resto del mundo desde 2014. Esto responde, en parte, a los altos parámetros inflacionarios que llevaron a la casa matriz a tratar la contabilidad de sus ingresos argentinos de una manera diferente al resto de sus operaciones internacionales. Con subas y bajas, la empresa continúa presentando un mal desempeño en el mercado que se ve agravado en este contexto, ante la crisis del Covid-19.

Los fondos para la oferta de retiros voluntarios corren por cuenta de su casa matriz en Francia e incluyen el pago inicial del 170% de la indemnización por despido y 15 cuotas mensuales de $100.000, y estaría vigente hasta el 23 de enero. Una segunda etapa propone una indemnización del 150% y diez cuotas mensuales de $100.000, y regiría hasta mediados de febrero.

Por otro lado, se encuentran la pelea gremial desatada en una de las seis plantas que tiene SanCor en el país. La misma se encuentra ubicada en la localidad cordobesa de Balnearia, en el departamento de San Justo, y allí se debate el futuro de los 120 trabajadores que dependen de la misma. Se trata de una de las plantas más modernas de la marca, que se especializa en la elaboración de quesos de pasta dura.

La cooperativa láctea arrastra una situación compleja desde hace cinco años de crisis, y le adeuda al Estado alrededor de $6.000 millones (en gran parte a la Afip) y el pasivo a proveedores, al gremio y a los empleados suma otros $6.000 millones. Además debe u$s33 millones a un fondo holandés y u$s71 millones al fondo local BAF, más u$s18 millones a Sancor seguros.

Sin embargo, ya puso en marcha un plan para recuperarse que, según afirmó El Cronista, contempla ponerse al día y mejorar los salarios de sus trabajadores. Incluso, las señales de crecimiento aparecieron en la cuarentena, cuando la compañía duplicó la producción, pasando de un procesamiento de 300.000 litros diarios en marzo a 750.000 litros diarios en la actualidad. Todavía resta ver cuál es el resultado de esta interna sindical que el viernes pasado tuvo un nuevo capítulo al darse una nueva instancia de negociación entre los empleados y la firma.

La ex división de postres y yogures de SanCor, Arsa, fue comprada en 2016 por la familia Vicentin, pero ahora, tras la caída del gigante aceitero, está siendo ofrecida a distintos fondos de inversión como Carval y Cono Sur Investments y también a alimenticias como Inverlat, los propietarios de la marca Havanna.

Arsa facturó en 2020 $6000 millones y hoy es el jugador número dos en yogures con una participación del 16% con sus marcas SanCor Vida y SanCor Yogs y con una participación del 32% en postres infantiles, con Sancorito, Sublime, Shimy y los flanes caseros de SanCor, según informó La Nación. Otro de sus activos consiste en su red de distribución, que la compañía puso a funcionar en 2017 y cuyo sistema logístico incluye 160 distribuidores, y atiende a casi 50 supermercados en todo el país. 

En su momento, trascendió que el grupo pagó u$s 100 millones por dos plantas industriales ubicadas en Córdoba y Arenaza (Buenos Aires), las cuales se dedican a la elaboración de yogures y postres congelados. Hoy las mismas emplean a 600 personas y según afirmó La Nación, la firma facturó en 2020 $6000 millones y hoy es el jugador número dos en yogures , donde incursiona con las marcas SanCor Vida y SanCor Yogs y tiene una participación de 16%, y postres infantiles, donde con Sancorito, Sublime, Shimy y los flanes caseros de SanCor controla el 32% del negocio.