Las Inversiones sustentables causan furor entre los inversores. ¿verdad o ficción?

Columna del analista financiero Lucas Quaranta sobre los mercados y las inversiones social y ambientalmente responsables (ESG). ¿Qué son y cómo hacemos para invertir en esta clase de activo? 

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Mientras los mercados gozan de un período de relativa tranquilidad y bonanza, las inversiones social y ambientalmente responsables (ESG) causan furor entre los inversores. ¿Qué son y cómo hacemos para invertir en esta clase de activo? ¿Son realmente rentables o son meramente un espejismo?

A la hora de analizar los grandes fenómenos que acontecieron en el mercado en este 2020 fatídico, no podemos dejar de lado la creciente popularidad y euforia hacia las inversiones ESG. Muestra de esto último es que, tan solo en este año, los jugadores del mercado volcaron 27.4 miles de millones de dólares en fondos vinculados a esta temática.

Pero ¿qué son las inversiones ESG? En primer lugar, debemos mencionar que esta novedosa clase de activo hace referencia a las empresas que tienen un enfoque sostenible, responsable y con miras hacia a un futuro sustentable; no en vano sus siglas refieren al inglés de “responsabilidad social, ambiental y gerencial” (Environmental, Social and Governance).

Llamativamente, a la hora de analizar la conveniencia de incorporar este tipo de fondos a un portfolio, muchas veces no se pondera la capacidad de generar flujos de la empresa, sino simplemente sus perspectivas sociales y ambientales, lo cual deja perplejos a los analistas de mercado más tradicionalistas.

Hay quienes dicen que las inversiones ESG generan alpha positivo en los portfolios. En otras palabras, que gracias a la incorporación de esta subclase, el inversor puede aspirar ganarle al mercado con mayor facilidad.

La realidad objetiva es que se han hecho muchos estudios, y metaestudios que sugieren que no habría un vínculo determinante entre los activos ESG y una mejor performance con respecto al mercado.

Lo cierto es que más allá de lo que dicen los estudios, los inversores están accediendo en masa a este tipo de empresas, en su mayoría mediante ETFs o Fondos mutuos.

Solamente en 2020, se lanzaron 31 de estos vehículos de inversión que buscan replicar empresas “responsables”. Más aún, en lo que refiere a resultados, han sido de los grandes ganadores del año, generando algunos de estos fondos ganancias en torno al 100% o más, dándole la razón a los que confiaron.

Un ejemplo de esto último es el ETF de BlackRock, llamado Ishares Global Clean Energy (Ticker:ICLN) que vio la cotización de su fondo doblarse, gracias en parte al aporte de la empresa PlugPower, que multiplicó por 8 su precio de mercado, y a la empresa eléctrica china Nio Inc. que hizo lo propio por 10.

Es fundamental comprender que no cualquier empresa puede ser catalogada de esta manera, sino que tiene que cumplimentar una serie de requisitos, auditados por empresas dedicadas a esto.

Lo llamativo es que, si vamos a los hechos, podemos ver como a la hora de analizar que empresa es responsable y cual no, los diagnósticos de los grandes auditores son sumamente dispares, poniendo un manto de duda sobre cuan concreta y tangible es esta categoría.

Esto se debe en parte a que resulta sumamente difícil catalogar y cuantificar a estas empresas en sus distintas variables de responsabilidad ESG. Peor aún, no hay consenso en cuanto a que ponderación darle a cada categoría de impacto social, lo cual complica aún más la tarea.

Claramente el escenario está dispuesto para que este tipo de activos tengan una mayor participación y un papel preponderante en los años venideros dentro del mercado bursátil. Aún así, el interrogante se mantiene en cuanto a la conveniencia del inversor y al papel auténtico que juegan las inversiones ESG a la hora de contribuir con la rentabilidad de un portfolio.

Cabe destacar que para acceder a este tipo de productos bursátiles, el inversor deberá contar con una cuenta de inversiones en los EE.UU. Caso contrario, se deberá conformar con el limitado número de Cedeares en el mercado local, que no solo no ofrece una amplia gama de activos a invertir, sino que no ofrece la opción de invertir específicamente en fondos mutuos o ETFs relacionados al sector ESG.

Autor: Lucas Quaranta
Magister en Finanzas - Universidad Torcuato Di Tella

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