Las cartas sobre la mesa: Lacunza expone los riesgos de vivir de "salvatajes" y el futuro del dólar

¿Se termina la era de los parches? El exministro de Hacienda de la Nación detalla cómo la liberación del cepo cambiaría las reglas del juego para el mercado local y la inflación

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El economista Hernán Lacunza, exministro de Hacienda de la Nación y referente de su consultora, ha lanzado una advertencia contundente que resuena en los pasillos: la Argentina no puede seguir viviendo de rescates financieros permanentes. Esta visión, expresada en una reciente entrevista, subraya la necesidad imperiosa de un cambio de rumbo estructural para nuestra economía, un mensaje crucial para empresarios, profesionales y emprendedores de la región.

En un contexto donde la volatilidad es moneda corriente, la llegada de un "barco de oxígeno" financiero, como lo describe Lacunza al referirse al apoyo de Estados Unidos, brinda un soporte transitorio. Pero, ¿hasta cuándo podemos depender de estos salvavidas externos? Lacunza es claro: "llegamos acá por necesidad, no por virtud". La escalada cambiaria y financiera de los últimos meses hizo que se necesitara esta "ayuda muy importante de Estados Unidos". Este apoyo, ya sea a través de tweets, cumbres presidenciales o inyección directa de dólares por parte del Tesoro americano, o incluso un swap de monedas entre bancos centrales, "te da soporte como para superar esta transición electoral". Sin embargo, el economista enfatiza que estos gestos tienen "rendimientos decrecientes", donde "cada tweet rinde menos". ¿No es acaso un espejo de la realidad en la que muchos negocios operan, buscando parches en lugar de soluciones de fondo?

La pregunta central que se impone es: ¿qué se necesita para el "post-elecciones"? La expectativa de inversores y ahorristas, según Lacunza, es que el actual régimen cambiario "probablemente ya ha dado todos sus frutos". El sistema de bandas, si bien "fue oportuno y eficaz" para salir de la rigidez previa del dólar casi fijo, hoy necesita una evolución. "Teníamos un cepo soviético, ahora tenemos medio cepo, que es mejor que uno", señala el economista, pero "quizás es momento de... terminar de normalizar el mercado de cambio". Esta normalización, una "oportunidad también con este mayor respaldo internacional", permitiría "saltar con red" y evitar la zozobra de no tener garantías, desembocando en un régimen de flotación. Esto implica "terminar de levantar el cepo para las empresas", lo que a su vez sentaría las bases para una recuperación de la actividad. Para un empresario, la eliminación de estas restricciones no es un detalle menor; es la posibilidad de planificar con mayor certidumbre y de competir en un escenario más justo.

Navegando la incertidumbre electoral y el impacto en el negocio local

El panorama electoral agrega otra capa de complejidad. ¿Qué escenarios se vislumbran en función de los resultados? Lacunza sostiene que la normalización del mercado de cambio es una oportunidad que "se podría tomar o no", y que el resultado electoral no es indiferente a esa posibilidad. Un resultado favorable para el gobierno, con un "triunfo electoral" que "actúa como un centro de gravedad", atrae a otros actores y permite que "todos los cambios se hagan más parimoniosamente". Con una "red financiera pero también con red política", hay "más chance de aprobar las reformas estructurales como la laboral, la impositiva". Esto, a su vez, "te baja el tipo de cambio de equilibrio", ya que "no hace falta un dólar más alto" porque "te ganas competitividad vía reformas". Imaginemos el alivio para las empresas locales al operar en un marco de mayor estabilidad y reglas de juego claras.

Pero, ¿qué sucede en el escenario menos optimista? Si el gobierno "perdiera" las elecciones, el economista anticipa que "posiblemente termine en lo mismo pero de forma más desordenada" y "con menos reformas porque el Congreso va a estar más debilitado". En este caso, el "tipo de cambio real de equilibrio bueno va a ser más alto porque va a ser la inversa". Lacunza lo resume con una analogía simple pero potente: "Uno puede hacer las cosas por las buenas vía reformas y si no lo hace el dólar por las malas". La competitividad sistémica o precio es lo que "nos tiene que equilibrar con el resto del mundo", algo que no está sucediendo plenamente ahora y que genera la "expectativa de cambio".

Otro punto clave es cómo la flotación del dólar afectaría la inflación y la actividad económica, dos variables que impactan directamente en el día a día de cualquier negocio. Afortunadamente, Lacunza destaca un mérito del programa actual: el "traslado a precios de los movimientos cambiarios hoy es bastante menor". Hace dos años, "movías el dólar un peso, enseguida inflación", pero "ahora no pasa eso". Como ejemplo, menciona que en los últimos tres meses el deslizamiento cambiario fue del 7.5%, mientras que la inflación fue del 2.2%, lo que representa un "traslado a precios de menos del 40%". Esto se debe a que, al haber "orden fiscal", "no hay una maquinita encendida" y los mecanismos automáticos de ajuste de precios no se disparan instantáneamente. "Eso te da una holgura o un margen de acción en política cambiaria".

Sin embargo, hay una contracara: el consumo "está frío", lo que si bien contribuye a no convalidar mayores precios, "tampoco vamos a ningún lado" si el consumo no se reactiva. Por ello, Lacunza no vislumbra un "choque inflacionario" significativo. Si bien "en los meses del tránsito puede subir uno o dos puntos", no lo considera grave si "es posible acomodar el dólar sin un shock". Para el comerciante local, esto es un respiro, pero también un llamado a la acción para entender cómo el consumo se comportará en un escenario de ajuste.

Finalmente, el economista apela a una metáfora futbolística para describir el momento actual de la economía. Si el "entretiempo" del partido se acerca, "ha habido algunos goles iniciales, sobre todo con el control de la inflación". No obstante, "los últimos 20 minutos de este primer tiempo han aparecido dudas y han aparecido tensiones cambiarias sobre todo, financiera, la tasa de interés que está en niveles prohibitivos". Es momento de ir "al vestuario", de "reflexionar y no volver con más de lo mismo". Hay que "hacer cambios en el vestuario", no necesariamente de jugadores, "pero sí de del planteo". La reflexión de Lacunza es vital: "lo que nos trajo hasta acá no nos lleva hasta allá". La clave, entonces, es no ser "obsecado" y estar dispuesto a replantear el partido. Para el emprendedor, esta es una invitación a la introspección y a la audacia para adaptarse a los nuevos desafíos económicos que se avecinan.

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