Qué pasará con el dólar y las restricciones cambiarias después de las PASO

Diez economistas de distintas vertientes trazan sus pronósticos respecto al futuro de la divisa norteamericana para lo que resta del año

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Luego de algunas semanas de calma, a partir de los mayores controles e intervenciones del Banco Central, el dólar blue volvió a escalar fuerte en las últimas jornadas en Rosario, tocando los $189 en la previa electoral. Qué ocurrirá el lunes, una vez que se conozcan los resultados de las Primaras Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), tanto con la divisa norteamericana oficial como con la paralela, es la gran pregunta de ahorristas a inversores.

A continuación, la visión de diez de los economistas más reconocidos del momento de distintas vertientes político-ideológicas.

Martín Guzmán (ministro de Economía de la Nación)

 

La economía Argentina la estamos ordenando en un contexto difícil. Mantenemos la política cambiaria. Hoy enfrentamos una situación de mayor robustez en el frente externo que hace un año. Hoy Argentina tiene una brecha cambiaria porque se adoptaron controles, pero a esa brecha le prestamos mucha atención.

Estamos manteniendo una administración del comercio exterior que busca en un contexto de escasez de dólares, destinar los dólares a la producción y por supuesto lograr mantener una estabilidad cambiaria que ayude a bajar la inflación. En los próximos meses vamos a seguir haciendo lo mismo, no hay ningún cambio de rumbo porque esto está funcionando.

Necesitamos exportar más, resolver los problemas financieros como por ejemplo los del FMI. Necesitamos resolver una serie de problemas fundamentales pero hoy estamos en una situación de mayor robustez al año anterior. Tranquilizar la economía es el modelo económico.

Salvador Di Stéfano

En principio, todos los caminos nos conducen a un acuerdo con el FMI para el primer o segundo trimestre del año 2022. El FMI buscara imponer un ajuste fiscal para poder hacer sustentable los pagos de deuda futuro, y de esta forma lograr que Argentina se puede financiar en el mercado de capitales, tratando de disminuir considerablemente la financiación del presupuesto vía emisión espuria del Banco Central.

El rumbo del Gobierno está marcado: no hay margen para no acordar con el FMI y el BCRA no tiene reservas suficientes. La balanza cambiaria de Argentina depende de los ingresos de exportación, por ende, el tipo de cambio oficial devaluándose a niveles del 1% mensual puede sobrevivir hasta diciembre de 2021. Sin embargo, para el año 2022 debemos pensar en un tipo de cambio oficial más elevado, con un ajuste importante entre enero o febrero, o bien proporcionalmente durante todo el año 2022.

El ajuste del tipo de cambio dependerá del ajuste fiscal: una economía con déficit fiscal elevado, requerirá un tipo de cambio muy alto; mientras que el sacrificio de ajustar el presupuesto permitiría una devaluación del peso mucho menor. Un acuerdo con el FMI, un ajuste fiscal, una suba de la tasa de interés y una devaluación del peso, abrirá el apetito de los inversores por tomar posición en activos financieros argentinos, en principio en bonos, y más adelante cuando el programa se consolide en renta variable.

En resumen, hasta diciembre 2021 tendremos más de lo mismo, los cambios estructurales sobrevendrán bien entrado el verano o en el otoño 2022. El camino de volver a los mercados mundiales es el más indicado, con amplias ganancias en bonos y acciones. Volver a la receta tradicional del kirchnerismo de financiarse con pesos y atrasar el tipo de cambio, parece inviable dada las restricciones que tiene el gobierno, por la herencia recibida, el presente de la crisis sanitaria y los errores de gestión de la actual administración.

Carlos Melconian

 

Lo que no hay que olvidarse es que el valor del dólar, en todo el mundo y en la Argentina en particular, es la consecuencia de una política económica. El dólar vale lo que la política económica, la confianza y la expectativa dice, por eso siempre ha sido tan volátil en la Argentina. Y por eso, cuando se recrean expectativas positivas, si no se tiene muy en cuenta la política económica que se implementa, luego se cae abruptamente, se atrasa abruptamente.

La Argentina tiene una política bimonetaria. Por un lado, los pesos son una moneda de menudeo, que funciona para las transacciones cotidianas y eventualmente se ahorra en pesos cuando hay cepo, porque no tenés salida. Por el otro, el dólar funciona como la divisa de ahorro y seguridad.

Vamos a un goteo de reservas donde el Banco Central va a devolver lo poquito que compró, va a volver la brecha y el Gobierno va a tener que estar menos displicente para llegar a fin de año. Hacia fin de año, la brecha cambiaria se expresará en un dólar real de $ 190, $200, aunque el Gobierno busca cumplir con el tipo de cambio oficial de $ 102 que proyectó en el Presupuesto.

Gabriel Rubinstein (GRA Consultora)

El Central pasó de comprar un promedio de u$s60 millones diarios en julio a vender a un ritmo de u$s90 millones diarios. Al ritmo actual no llegan a las legislativas de noviembre. Se gastan los dólares disponibles en el pago de septiembre al FMI y se terminan a fin de octubre. El BCRA echa mano a las reservas con dos objetivos. Por un lado para compensar la caída de liquidación de dólares del campo por motivos estacionales, mientras las importaciones aumentan a paso firme. Y al mismo tiempo debe usar divisas para impedir que suba el dólar financiero, particularmente el contado con liquidación, lo que insume entre u$s15 y 20 millones diarios.

Fernando Sedano (Morgan Stanley)

 

Es improbable que Argentina espere hasta las elecciones presidenciales de 2023 para acordar con el FMI, ya que esto requiere un aumento constante de las restricciones a la importación y al capital, lo que podría ahogar la actividad y limitar el capital político. También podría limitar aún más la financiación del mercado, lo que llevaría a una monetización persistente del déficit y a presiones inflacionarias y cambiarias cada vez mayores. Por lo tanto, creemos que es probable que este mismo año se firme un acuerdo de facilidades extendida del FMI.

Este acuerdo con el FMI si bien no atacaría reformas estructurales -laborales, jubilatorias, por ejemplo- se debería enfocar en reducir los desequilibrios macro. Y en esa lista aparecen primero una suba del dólar oficial y un límite a la emisión monetaria del Banco Central. Queda por ver si esto se consigue mediante un ajuste puntual del tipo de cambio oficial (eventualmente en enero o febrero de 2022) o mediante un mayor ritmo de ajuste gradual. No se puede descartar una combinación de ambos.

Claudio Caprarulo (Analytica)

El mercado de futuros está viendo un dólar a diciembre de $104. Esta expectativa, con este cepo, puede ser manejado por el BCRA sin ningún tipo de inconvenientes. Esto es producto de que el ingreso de los DEGs ayuda a fortalecer la posición del BCRA, que todavía tiene mucho margen para intervenir en el mercado de futuros.

Estos datos reflejan que el mercado le ‘compró’ al BCRA que va a mantener el ritmo de depreciación hasta las elecciones, pero después está descontando que va a haber una devaluación, aunque las tasas de futuros de más largo plazo tuvieron una leve baja. En cambio, los contratos a marzo 2022 ya reflejan un precio de $120. Hay que esperar a ver qué características tendrá el acuerdo con el FMI porque eso  va a determinar cuál va a ser la demanda de dólares que van a tener hacia adelante.

Es muy difícil imaginar un escenario en el cual no haya cepo cambiario, pero un acuerdo con el organismo internacional puede llevar a relajar el mismo, principalmente en cuanto a la remisión de utilidades de las empresas.

Christian Buteler (Buteler Servicios Financieros)

 

El BCRA no puede contener el dólar y pone un cepo, además le suma 65% en impuestos a la adquisición de dólares. Obviamente se genera dólares alternativos y con 80% de brecha. Quiere controlar la brecha e interviene perdiendo dólares que no tiene. Hay un desdoblamiento en el tipo de cambio y el BCRA interviene en ambos.

De poco sirve esa intervención si continúa con la emisión de pesos descontrolada. La falta de dólares obligará al Central a aceptar una mayor brecha. ¿A cuánto llegarán los dólares libres? Depende de cuánto emita. No obstante, no es esperable que haya un salto devaluatorio para después de las elecciones, y los contratos de dólar futuro para los próximos meses indican que el mercado tampoco lo está esperando.

Una vez pasados los comicios de noviembre sí es más posible que se acelere la tasa de devaluación diaria, sin dar un salto dramático del tipo de cambio. Creo que el Gobierno va a terminar el año con un dólar oficial bastante cerca al que proyectó en el presupuesto.

Juan Carlos De Pablo

Es imposible que no haya un salto cambiario, y la devaluación puede ser gradual o de golpe. Si se acelera el ritmo devaluatorio, la gente se ataja y, si hacés un salto cambiario, repetís lo que intentó hacer Juan Carlos Fábrega (expresidente del Banco Central), y no sirvió.

Las medidas económicas deben tomarse dentro de un programa y un contexto político, y con la actual política estás más cerca de un Rodrigazo (devaluación y fuerte suba de precios en 1975) que de otra cosa. Hoy el principal problema económico es que el Gobierno no tiene un ministro de Economía fuerte. Por eso Alberto Fernández comete el mismo error que su antecesor Mauricio Macri, que es no tener ministro de Economía.

El propio Martín Guzmán ya aclaró que no se está planteando ningún cambio de rumbo, que se viene cumpliendo con la política cambiaria que tiene un sendero depreciatorio en el año de alrededor del 24%, y que la idea es llegar a diciembre con esa pauta. Por eso, planteará al revés las cosas: qué puede no hacer, porque si tiene que hacer algo con debilidad política, estamos en el peor escenario.

Hernán Letcher (CEPA)

El riesgo país y el dólar se ven afectados por un contexto complicado en el orden internacional. La pérdida de valor del peso argentino se explica porque se devaluaron muchas bolsas globales por las expectativas que puede generar el efecto de la variante delta del coronavirus. El mercado estaba esperando que el impacto del covid-19 ya se viera superado. En cuanto a los sectores en los que interviene el BCRA, afectaron la cotización del mercado blue que es muy volátil.

Aldredo Zaiat

La tendencia a la apreciación proviene de la mejora de los términos del intercambio por el alza de los precios internacionales de los principales productos de exportación. En el caso de la economía local, esa dinámica es compensada por la tradicional tendencia a la dolarización del ahorro doméstico. Es por eso que el tipo de cambio real no está atrasado en términos históricos, a lo que se le agrega el fuerte aumento de los precios internacionales de las materias primas, que deriva en una adicional de rentabilidad importante para el complejo agroexportador.

O sea, un ritmo de depreciación más acelerado de la paridad implicaría una mayor transferencia de ingresos hacia un sector que está disfrutando de la bonanza del sector externo. A la vez, generaría presiones inflacionarias que afectarían el poder adquisitivo de la mayoría de la población. ¿Cuál sería el objetivo, entonces, de acelerar la pauta de devaluación? Teóricamente para aflojar las presiones sobre las reservas del Banco Central y fomentar la inversión productiva privada. Lo cierto es que, con o sin más ajuste del tipo de cambio, seguirán esas presiones, como se puede observar en el recorrido del mercado en las últimas décadas.

Como hay brecha cambiaria, consecuencia inmediata de una estricta administración oficial de divisas escasas, el análisis convencional plantea que hay que subir el tipo de cambio hasta el nivel de las paridades paralelas. Una devaluación sólo serviría para pulverizar los salarios y mantener la brecha, pero con una nominalidad más elevada. La inevitable convivencia con la brecha cambiaria requerirá, además de la sintonía fina sobre los mecanismos de control del mercado, del diseño de beneficios sectoriales para fomentar la inversión productiva –local y extranjera- y medidas específicas de fomento del ahorro en moneda nacional. No existe mucho misterio para alentar las colocaciones financieras en pesos: ofrecer una tasa de interés en términos reales, o sea que el ahorrista le gane a la evolución esperada de la inflación.

La carga de la deuda, el lastre del acuerdo con el FMI, la debilidad relativa de las reservas del Banco Central y la persistente presión en el mercado de cambio seguirán siendo límites potentes al crecimiento. A esta altura no existe mucha controversia de que los dólares disponibles tienen que estar destinados a financiar el crecimiento, o sea facilitar las importaciones necesarias para el entramado productivo.

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