“Vergüenza”, así define el analista de la cadena porcina, Juan Uccelli, al escenario que afronta el productor en la actualidad. Según un relevamiento realizado a partir de datos confiables y fehacientes, en los primeros cinco meses del año se registraron las importaciones más altas de los últimos 23 años. “Es un récord absoluto y desde 1999 no era tan importante; esto perjudica la producción local y en nada ayuda a los consumidores”, afirmó en una entrevista con Ecos365.

Según se conoció, en el período enero – mayo se importaron unas 20.000 toneladas de carne porcina, prácticamente desde Brasil en su totalidad. Para el analista el escenario resulta inverosímil por “la cantidad de dólares que el país decide enviar al exterior por un producto que hay acá y de sobra, teniendo en cuenta que a muchos productores les cuesta colocar sus cerdos”. En ese sentido, remarcó a muchos “le frenan entregas de carga para faena o bien, le pagan un menor precio del que corresponde”.

La situación representa una complicación muy grande para “los extremos de la cadena”, que el propio Uccelli explicó: “todo lo que pasa va en detrimento del productor ya que en nada cambia el precio que paga el consumidor porque este producto que entra y que termina en la góndola o en una carnicería vendiéndose como fresco cuando es un producto congelado, no baja el precio al público”. De hecho, el valor del cerdo lo determina básicamente el precio de la carne vacuna.

“Sin estos niveles de importación, el productor podría tener un poco más de dinero y dejar de ser el animal más barato de Argentina. Estamos unos $30 más abajo por kilo que el pollo vivo y mucho más aún en comparación con el vacuno vivo”, reveló. Y expresó: “estamos destruyendo la producción y le pega a los pequeños y medianos productores”

La ironía de las exportaciones

Si las importaciones generan bronca, las exportaciones despiertan “risas”. Es que, según el trabajo llevado a cabo por el experto, Argentina bien registrando niveles paupérrimos a la hora del comercio exterior. “Es una ironía porque de cinco meses, en tres directamente no exportamos”, indicó.

Para Uccelli, “falta una estrategia” porque es necesario exportar a los fines de descomprimir el mercado local, algo que se hizo de manera “correcta” hasta mediados de 2021, pero que después se “tiró todo por la borda”.

El descalabro es tal, que varios productores, fundamentalmente pequeños y medianos, están repensando decisiones y planificaciones. “Algunos venden por debajo del costo de producción en momentos que la soja y el maíz tienen precios extraordinarios, y en donde encima no hay gasoil para poder mover animales”, concluyó visiblemente ofuscado por el escenario que afrontar la cadena.