Trigo: qué hacer en períodos secos para preservar el estado sanitario

La ingeniera agrónoma y reconocida fitopatóloga, Margarita Sillon, brindó una serie de recomendaciones a tener en cuenta para el cuidado del cultivo

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Teniendo en cuenta que las probabilidades de un año “Niña” son cada vez más firmes, uno de los interrogantes de la campaña agrícola pasa por saber el grado de afectación que podría tener el trigo. En algunas regiones se advierte la falta de agua y comienzan a observarse problemas en cultivares que, de no recibir precipitaciones en el corto y mediano plazo, verían afectado su desarrollo y posterior rinde. 

En este escenario, cobra una relevancia trascendental el estado sanitario. Ecos365 consultó a la ingeniera agrónoma y reconocida fitopatóloga a nivel nacional, Margarita Sillon, para conocer los aspectos más importantes a la hora del cuidado, contemplando que un estrés importante en los trigos puede provocar pérdidas de estructura en las hojas, que podrían ser aprovechadas por determinados patógenos, fundamentalmente aquellos que generan manchas, continuando con la esporulación en hojas que tengan algún tipo de problemas. 

“Hay que tener en cuenta que el ambiente es muy importante y allí las royas no son enfermedades exclusivamente de lluvias, pero sí van a necesitar horas de mojado, rocío por la noche, y si bien las manchas pueden esporular, los patógenos están en el rastrojo, pero siempre el progreso de esas enfermedades será más rápido con lluvia”, indicó.

Por eso, la especialista y catedrática de la FCAUNL recomendó “ajustar la frecuencia del monitoreo al ambiente, si éste empieza a ser propicio con horas de mojado, algo de humedad o lluvias, porque en ese caso habrá períodos de incubación más cortos, de patogénesis en los patógenos y, por lo tanto, ese monitoreo tiene que ser más seguido para no tener sorpresas”.

A partir de lo descripto, es necesario invertir en el trabajo del técnico del campo o del ingeniero agrónomo, para revisar los cultivos y que no haya sorpresas. “Ajustar las frecuencias de visitas y cuantificación de los cultivos a lo que es el ambiente”, indicó Sillon.

No confiarse

La mancha amarilla es una enfermedad que se origina a partir de un patógeno necrótrofo, productor de toxinas (generador de “manchas”) y a la vez saprófito, que le asegura su multiplicación (durante el ciclo del cultivo) y su sobrevivencia a expensas de tejidos muertos o restos de cultivos.

Su multiplicación se da a menor tasa debido a factores intrínsecos del hongo y a las condiciones ambientales óptimas requeridas signadas por una mayor humedad ambiental (al menos 48 horas de mojado por lluvias y/o alta humedad relativa) y temperaturas que rondan entre los 20 y 25°. 

“En ese caso, la esporulación dentro de las lesiones que genera el hongo va a ser máxima y con temperaturas muy bajas, será muy lenta, con lo cual ese período en el que el hongo se vuelve agresivo, será mucho más lento también”.

Y concluyó: “A veces en años Niña o cierto estrés de las plantas de trigo, pueden ayudar algunos bioestimulantes que justamente estimulan las defensas de las plantas, mejoran la estructura y generan un área verde importante. En el mercado hay muchos pero es necesario tener cuidado sobre qué se elige y en qué momento, porque un bioestimulante actuará sobre las plantas (en el cultivo) y ello no significa que luego si se produce un ataque de patógeno por haber colocado un bioestimulante nosotros no controlemos los patógenos, porque eso se hace con fungicida”.

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