Tesla: ¿Ficción o Futuro? ¿Qué nos estamos perdiendo?

El pasado miércoles la empresa líder en autos eléctricos sobrepasó a Toyota en términos de Capitalización de Mercado para transformarse así en la empresa automotriz con mayor valor a nivel mundial

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Dueña de una dinámica de precio llena de sorpresas, y de una cultura empresaria que genera partidarios y detractores por doquier, analizamos el panorama de una empresa en franco ascenso. 

Es el caso de una compañía que bien podría ser sinónimo de ambigüedad por excelencia dentro de los mercados bursátiles. Fundada en Julio de 2003 por JB Straubel, Martin Eberhard y el célebre Elon Musk, Tesla Inc. se dedica a la fabricación y comercialización de vehículos eléctricos, contando a su vez con filiales como SolarCity, dedicada a la energía solar. 

Con sede principal en Palo Alto (California, EE.UU), la empresa cuenta con una plantilla de 45.000 empleados, 3 “gigafábricas” (nombre que acuño la empresa para llamar a sus fábricas de última generación) ubicadas en China y los EE.UU más una cuarta en construcción ubicada en Alemania. Sumado a esto, ha lanzado al mercado una serie de productos que han sido blanco de críticas y alabanzas por igual, empezando por su famoso Tesla Roadster, pasando por Tesla Model 3 y llegando a productos en desarrollo como su Tesla Cybertruck, que promete disrumpir el mercado mundial de pickups. 

La tecnología y la innovación que incorpora esta empresa a sus vehículos, que utilizan como fuente de energía la batería de litio, son ponderadas especialmente por el mercado. Prueba de esto, es el último gran hito de la compañía, que hace menos de una semana pasó a Toyota como la empresa automotriz más grande del mundo, con una valor de 208 mil millones de dólares. Esto no debe ser tomado a la ligera, y resulta al menos curioso, ya que estamos hablando, en el caso de la compañía japonesa, de un volumen de ventas anuales que llega a los 253 mil millones de dólares en 2019, versus los “tan solo” 20 mil millones de la compañía liderada por Musk.

Más aún, la compañía americana no ha logrado generar ganancias netas en su estado de resultados desde su creación en 2003, y al día de hoy exhibe métricas exorbitantes en sus ratios de Precio/Ganancias, Precio/Valor Libro y Precio/Flujo Libre de Caja al compararla con empresas del calibre de Volkswagen, Ford, General Motors o la misma Toyota. El interrogante que surge entonces es porqué Tesla vale lo que vale, ¿Qué nos estamos perdiendo?

La tesis alcista del activo está fundada no sólo en lo referido a la compañía en sí, pero también en la capacidad de su fundador y actual director, Elon Musk. Responsable directo del éxito de la compañía, el directivo es considerado un activo de gran valor por los accionistas, aún cuando no siempre ha sido así. Y es que la historia de la empresa y el sudafricano nacionalizado estadounidense tiene todos los tintes de turbulenta.

Desde multas varias impuestas por la SEC (Securities and Exchange Comission), hasta episodios mediáticos de Musk fumando marihuana en un programa de radio, los inversores han pasado varias veces del encanto al desencanto con el magnate en cuestión de días y de manera tumultuosa. Esto ha tenido su repercusión en la cotización de la empresa, cuya acción de precio ha sido lo más parecido a una montaña rusa en los últimos años. 

También se debemos apuntar el hecho de que la compañía es considerada por muchos como una empresa única en su segmento. Esto está fundado en que, según sus defensores, Tesla no debería ser considerada tan solo una automotriz, sino también una proveedora de Tecnología, que en el futuro competirá en otros sectores, como terminó pasando por ejemplo con Amazon, la compañía de Jeff Bezos, que hoy en día ha ampliado exponencialmente sus segmentos de negocios. Según este criterio entonces, Tesla cotiza al precio actual por lo que puede llegar a ser, más que por lo que actualmente es. 

Numerosos especialistas dentro del campo de las finanzas han hecho sus consideraciones sobre esta compañía, generando una disyuntiva generalizada que ha derivado en la creación de dos bandos contrapuestos, devenidos en cuasi tribus. 

Casi como un Boca-River del mundo bolsero. Por un lado, los que consideran que Tesla está sobrevalorada, los autodenominados “TeslaQ” entre los cuales podremos reconocer célebres inversores como Jim Chanos o Grant Williams; por el otro los que están convencidos que Tesla es el futuro, y que su valuación no tiene techo, liderados por Ross Gerber entre otros. También han formado parte de este debate inversores o analistas del calibre de Aswath Damodaran (famoso profesor de valuación en la Universidad de Nueva York), conocido por su enfoque fundamental a la hora de valuar compañías, que ha hecho público sus papeles de trabajo para analizar a la compañía que, según él, está excesivamente cara.

“Soy rico porque reconozco cuando estoy equivocado. Básicamente he sobrevivido gracias a reconocer mis errores a tiempo”. - George Soros

Esto solo genera más incertidumbre al inversor minorista que, rodeado de datos contrapuestos y opiniones diversas, no sabe para donde disparar. Entonces, como jugadores del mercado con información limitada y frente a una narrativa tan confusa, ¿qué debemos hacer? 

Es aquí donde entra en juego la virtud y la capacidad de tener una tesis sólida, jugar nuestras fichas acordemente, y adaptar nuestras posiciones a medida que se desarrollen los eventos. Si el inversor se convence en sobremanera, lo suficiente como para no reaccionar ante determinadas noticias, y cae prisionero de su propio sesgo de confirmación, las pérdidas pueden ser multiplicadas y el daño irreparable. En palabras de George Soros “Soy rico porque reconozco cuando estoy equivocado. Básicamente he sobrevivido gracias a reconocer mis errores a tiempo”.

Nadie sabe qué le depara el futuro al nuevo jugador devenido en gigante de la industria automotriz, y el que detenta saberlo con seguridad, seguramente está destinado a más de una sorpresa. Hay quienes dicen que no es una simple empresa automotriz y que no debemos limitar su alcance a ese mercado, que es la empresa del futuro; hay quienes dicen que es una máquina de perder plata sostenida por un ególatra y por trucos contables. Sin embargo, lo que parece seguro es que su dinámica en los mercados está destinada al vértigo, y la historia seguramente sea generosa con aquellos valientes que estén del lado correcto, en el momento correcto.

Autor: Lucas Quaranta
Magister en Finanzas - Universidad Torcuato Di Tella

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