La puesta en marcha de este formato está previsto que se inicie, junto con la vuelta paulatina a la presencialidad, en forma progresiva en el último cuatrimestre de este año, para lo cual se prevé una inversión de 1.500 millones de pesos en el marco del segundo Plan de Virtualización de la Educación Superior (VES 2).

La propuesta implica el fortalecimiento del software y hardware necesario para dar respuesta a las adecuaciones requeridas en la virtualización de la enseñanza.

    Las aulas híbridas permiten el dictado de clases presenciales y virtuales al mismo tiempo, y facilitan el material grabado para su consulta permanente; esto se suma a una serie de recursos educativos digitales que están a disposición del alumnado y facilitan la interacción con profesores y ayudantes de cátedra.

Rodolfo Tecchi, presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), destacó que la pandemia “nos obligó a acelerar un proceso que se venía dando lentamente”.

“Durante este tiempo, la mayoría de los profesores, incluso desde aplicaciones de su celular, estaban en contacto con sus alumnos. Sumado a eso, los campus y aulas virtuales aceleraron un proceso que de otra manera hubiera demandado entre cinco o diez años instalarse”, sostuvo el presidente del CIN.

Tecchi destacó que de acuerdo a la propia encuesta, que coinciden con apreciaciones del CIN, “están los alumnos que por situaciones insalvables no pudieron conectarse, pero también los estudiantes que sacaron una foto con algún celular, que les prestaron, al trabajo práctico que le encomendó su profesor” .

Luego indicó que en 2021 “tenemos registros mayores que teníamos antes de la pandemia en las carreras”.

Para el secretario de Políticas Universitarias, Jaime Perczyk, “lo que viene es una universidad distinta en Argentina y en el mundo”, y agregó que “contra lo que muchos piensan a nosotros nos parece que con la tecnología se va reforzar la presencialidad”.

“Vamos a ir la universidad a hacer cosas menos rutinarias, hay teóricos que serán sincrónicos o diacrónicos, y uno podrá ir a discutir, a producir o a presentar ponencias. La cuestión rutinaria va estar resuelta de otra manera” , destacó Perczyk.

Tecchi subrayó que las dificultades de asistencia a los alumnos “se concentraron en los primeros años, en los que a los alumnos les cuesta adaptarse”.

Y explicó que, “por contrapartida, en los últimos años de las carreras, se nota que la pandemia les permitió a los estudiantes dedicarse más al estudio y, los que tenían acceso a los recursos tecnológicos, era mucho mejor poder seguir desde la casa una clase que tomar un transporte público, ir a la facultad y estar un tiempo. Ahora podían seguir una clase desde sus casas”.

Por último, precisó que estos estudiantes “se enfocaron más en el estudio. En este sentido, la virtualidad no sólo ofrece dificultades, también muchas ventajas”.