A poco  de la activación, el telescopio tomo sus primeras tres fotografías, y se espera que cuando esté operativo en un 100% “responderá a las alertas que lleguen desde el Observatorio por Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO en inglés) para buscar y captar la colisión de objetos compactos en galaxias distantes hasta 600 millones de años luz.

La información, que publica el sitio web de UNCiencia de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), detalla que el telescopio Toros forma parte de un conjunto de instalaciones ubicados en el cerro Macón (Salta), a 4650 metros sobre el nivel del mar, lugar elegido hace varios años luego de una exhaustiva búsqueda para realizar observaciones astronómicas.

No solo se trata del observatorio ubicado a mayor altura en toda Argentina, sino que brinda la oportunidad de escudriñar una región del cielo que no puede ser observada desde el hemisferio norte, destaca la información.

El telescopio “busca dilucidar parte de las investigaciones sobre física nuclear que nunca podremos recrear en la Tierra”, explicó Mario Díaz, investigador responsable del proyecto Toros desde la Universidad de Texas Río Grande Valley (Estados Unidos).

“La densidad nuclear en las estrellas de neutrones y los fuegos artificiales de energías, que se encienden en el choque de dos de estos cadáveres estelares permitirán entender mejor cómo viven y mueren las estrellas”, agregó Díaz.

Asimismo, se detalló que en 2016 el LIGO había anunciado al mundo la primera detección de ondas gravitacionales, una de las predicciones de la Teoría de Relatividad General formulada por Albert Einstein hace más de un siglo.

Tal como fueron postuladas por el científico alemán, “las ondas gravitacionales son una perturbación del espacio-tiempo que se desplaza a la velocidad de la luz. Por sus características tienen la capacidad de modificar ínfimamente las dimensiones de grandes objetos”.

La intención es que Toros fotografíe los eventos astronómicos que originan esas ondas gravitacionales, es por eso que cada vez que LIGO detecte una señal en sus instrumentos, enviará una alerta al telescopio y apuntará su espejo a la región que le indique para intentar registrar el evento que habría generado las posibles ondas gravitacionales.

En el proyecto del telescopio Toros se comenzó a trabajar hace siete años, y cuenta con el apoyo económico de la National Science Foundation (NSF), la agencia gubernamental de Estados Unidos para la investigación, dijo a Télam Diego García Lambas, integrante el equipo de trabajo.

Trabajan en el emprendimiento astronómico el Instituto de Astronomía Teórica y Experimental (IATE); Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet); Universidad de Texas Río Grande Valley (UTRGV) y la Universidad Texas A&M (TAMU).

Colaboran el Observatorio Astronómico de Córdoba de la UNC; la Universidad Nacional de Salta (UNSA); el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación; la Secretaría de Ciencia y Técnica de la provincia de Salta; el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la provincia de Córdoba y la Municipalidad de Tolar Grande (Salta).