La escritora resultó ganadora del XXVI Premio de Novela Vargas Llosa por su obra “Equis Equilibrio”, una historia centrada en una mujer que debe cuidar a su hija adolescente cuando sufre un brote psicótico, y con la que se impuso a 942 trabajos procedentes de 36 países, según dieron a conocer los organizadores del certamen.

“Quise poner sobre la mesa un tema por lo general silenciado, injustamente signado por el prejuicio y la vergüenza” como es el de la salud mental, aseguró la autora tras conocer el veredicto del jurado, integrado por Francisco Florit Durán, Soledad Puértolas, Raúl Tola y José María Pozuelo Yvancos.

El premio, convocado por la Universidad de Murcia (UMU), la Fundación Mediterráneo y la Cátedra Vargas Llosa, alcanzó en esta edición un récord de originales presentados, con 942 textos procedentes de 36 países, entre los que se cuenta, además de 19 naciones iberoamericanas, obras procedentes de Alemania, Canadá, China, Dinamarca, Egipto, Estados Unidos, Filipinas, Francia, Israel e Italia.

La novela ganadora se construye a partir de la bitácora de una mujer viuda que tiene una hija de 18 años y que lleva una vida ordinaria hasta que la joven sufre un brote psicótico que la lleva al aislamiento en su casa, donde ambas deberán redefinir su vínculo.

“‘Equis Equilibrio’ es una obra que significa mucho para mí, porque estoy convencida de que es necesario poner sobre la mesa ciertos temas que como sociedad escondemos bajo la alfombra, dejando muy sola a mucha gente. Considero que la literatura es un buen lugar para plantarles cara, para empezar a perderles el miedo”, señaló Vicenzi.
“Como escritora, siento que nada de lo humano me es ajeno”

La autora, nacida en la provincia de Buenos Aires, es escritora, correctora y coordinadora de talleres literarios.

Debutó en la literatura con “En su propio vuelo”, una obra autobiográfica en la que narra su experiencia como madre de trillizos. Hace cuatro años obtuvo el premio MGE de la Editorial Random House a la Mejor Novela Contemporánea por “La otra vida de papá”.

“Desde pequeña tuve una imaginación bastante inquieta, que me posibilitó construir refugios para protegerme de una realidad por momentos dura. Ese ejercitar la inventiva, con el tiempo, me llevó a volcar sobre el papel muchas historias, algunas de las cuales he decidido compartir con ustedes”, apunta Vicenzi en la presentación de su página web.

“Como escritora, siento que nada de lo humano me es ajeno. Me interesan en especial las situaciones que nos ponen a prueba, que nos interpelan, que sacuden nuestras estructuras. Y también me sensibiliza todo lo vinculado con la maternidad (soy madre de trillizos). Unir estas dos cuestiones me resultó un desafío interesante y, sobre todo, la posibilidad de poner sobre la mesa un tema por lo general silenciado, injustamente signado por el prejuicio y la vergüenza, que es el de la salud mental”, define.

Los miembros del jurado ponderaron en el fallo el hecho de que la autora haya tenido la capacidad de ahondar en la mente de una persona que está pasando por el proceso de cuidar a un enfermo, “reflejándolo de un modo tan vívido que da la sensación de constituir un diario real”.

Además, destacaron la humanidad del relato y el intenso reflejo de la desesperación y el cansancio de una madre que ha de afrontar prácticamente sola la enfermedad de su hija. El presidente del jurado la calificó como “una novela que informa, hace pensar y emociona”.