Esta pequeña joya en papel, pensada originalmente para niños, se dirige a todos los públicos: «Ideada para manos infantiles, puede leerse y adoptar formas circulares como una rueda, un mantra o una canción, como el ir y venir de un jardín que se despliega en un presente que invita a volver a empezar», explicaron los responsables.

De la misma forma que el mural que Cotelito hizo en las paredes del museo, una enredadera brota ante la presencia de criaturas amigables y un nuevo paisaje, extraño y dulce a la vez, sugiere un presente gobernado por la naturaleza y lo desconocido, el día y la noche, el invierno y el verano.

La obra se abre como un recurso para el bienestar donde la ensoñación convive con la realidad, y el diseño gráfico de Pablo Alarcón usa tipografía especialmente seleccionada para facilitar la lectura a personas con dislexia.

Este ejemplar se suma así a la serie de libros que unen arte y literatura Infantil que se inauguró con el relato de Alberto Greco, «Ni tonto ni holgazán», ilustrado por la artista María Wernicke.

PINTAR UN MURAL

Este domingo, el 30 de enero y los domingos 6 y 13 de febrero, de 16 a 17, niñas y niños podrán sumar su intervención al mural montado en el museo del barrio porteño de San Telmo, «para transformarlo en un papel continuo y gigante como un jardín», invitaron los organizadores.

Se desplegarán en el suelo 12 metros de papel para ser intervenidos de pie, como un telón a la italiana, con música en vivo, entre juguetes sonoros y un concierto de piano y acordeón a cargo de Guilo Villar. Se trata de «transformar la escala del libro, llevarla al mural y caminar, como metáfora de acción, un mundo nuevo de colores y sentidos», agregaron desde la organización.

Cotelito (CABA, 1983) estudió Artes Visuales en la Universidad Nacional de las Artes, cursó arte en la Universidad Torcuato Di Tella y expuso en galerías como Moria, Piedras, Atocha, Mundo Dios, Naranja Verde y Rayo Lazer.