"Estoy vivo, aunque algunos me querían muerto", fue la afirmación con la que el papa Francisco se refirió, en una charla con un grupo de jesuitas el pasado 12 de septiembre, a los dichos sobre su estado de salud tras la operación de colon a la que fue sometido en julio. También aseguró que algunos "preparaban el cónclave" y que a la Iglesia le "asusta acompañar a gente con diversidad sexual".

El papa argentino, de 84 años, pronunció esas palabras en ocasión de una reunión a puertas cerradas con los jesuitas de Eslovaquia durante su reciente viaje a ese país del centro de Europa, según la transcripción publicada este martes por la revista de esa congregación Civiltà Cattolica.

"Sé que hubo incluso reuniones entre prelados, que pensaban que el papa estaba más grave de lo que se decía. Preparaban el cónclave. ¡Paciencia! Gracias a Dios, estoy bien", contó entre sonrisas ante los 53 eslovacos que pertenecen a su congregación.

El papa volvió a asegurar que nunca se le cruzó por la cabeza la idea de renunciar.

Sobre la cirugía, Jorge Bergoglio confesó: "La operación fue una decisión que no quería tomar: fue un enfermero el que me convenció. A veces los enfermeros comprenden la situación mejor que los médicos, porque están en contacto directo con los pacientes".

También reiteró lo que había revelado en una entrevista a la radio española Cope, en la que también aseguró que nunca se le cruzó por la cabeza la idea de renunciar, desmintiendo tajantemente rumores de abdicación salidos en la prensa italiana.

Francisco fue sometido el cuatro de julio a la primera cirugía importante desde que fue elegido pontífice en 2013, para extirpar una parte del colon en una intervención programada y realizada con anestesia general, por la que estuvo once días internado en el hospital romano Gemelli.

El pontífice respondió a varios temas relativos a los problemas y divisiones dentro de la iglesia católica.

Tras la operación, en la que le extrajeron 33 centímetros de intestino para tratar una diverticulitis, Francisco inició una recuperación en su residencia de Casa Santa Marta que avanzó mejor de lo esperado y se lo vio de buena forma y sonriente durante su reciente gira de cuatro días por Budapest y Eslovaquia.

"La libertad nos asusta"


El pontífice respondió a varios temas relativos a los problemas y divisiones dentro de la iglesia católica, como también a los ataques que suele recibir de los sectores ultraconservadores por sus aperturas a los fenómenos de la sociedad moderna.

"Hay una gran cadena de televisión católica que habla continuamente mal del papa sin ningún problema. Puede que yo personalmente me merezca estos ataques e insultos, porque soy un pecador, pero la Iglesia no se merece esto: es obra del diablo. Incluso se lo dije a algunos de ellos", afirmó.

También destacó que en este momento en la Iglesia existe "la tentación de volver atrás". "La libertad nos asusta. En un mundo tan condicionado por las adicciones y la virtualidad, nos asusta ser libres", añadió Francisco.

"Nos asusta acompañar a gente con diversidad sexual. Tenemos miedo de las encrucijadas de las que nos hablaba Pablo VI. Este es el mal de este momento. Buscar el camino en la rigidez y el clericalismo, que son dos perversiones", agregó.