A partir de las nuevas medidas restrictivas anunciadas por el gobierno nacional, los bares y restaurantes deben cerrar a la hora cero. El último horario permitido para el ingreso de clientes es a las 23. De todos modos, los bares de la localidad de San Lorenzo decidieron declararse en rebeldía y no acatar el decreto: “Para nosotros es un acto de supervivencia”, dijo Damián Perassi, miembro de la Cámara Gastronómica de esa localidad.

“La realidad del sector gastronómico no es ajena a muchas otras actividades tras un año de pandemia. Fuimos castigados muy duramente durante el año pasado porque el 'take away' y el delibery no nos cubre los costos”, agregó.

“Pueden tomarlo como un acto de rebeldía, para nosotros es un acto de supervivencia. Vamos a seguir trabajando hasta la una y media de la mañana. Nos exponemos a los castigos, pero no podemos soportar más”, sumó Perassi en Radio 2.

La determinación fue tomada de forma grupal en una reunión de la Unidad de Comercio e Industria de San Lorenzo: “Fue una decisión unánime de todos los propietarios de restaurantes y bares”, explicó el representante del rubro.

Sobre la participación de funcionarios locales en la reunión, afirmó: “Quisimos exponer esto ante las autoridades para que lo sepan de antemano, porque no somos delincuentes ni gente que vive incumpliendo normas. Hicimos todo lo que nos pidieron, ajustamos los protocolos, bajamos el aforo al 30%. A lo único que nos oponemos es a esa hora y media que nos quitan, que es la hora de mayor facturación

En ese sentido, puntualizó sobre los números: “El restaurante a las 12 de la noche ya tiene todas sus mesas tomadas, lo que no se le permite es un segundo turno. Para ellos representa un 47% de su facturación esa última hora y media”. Y agregó: “Donde más se nota es en los bares con cotelería y cervecerías. Ahí es un 70% y un turno menos de gente trabajando”.

Por su parte, describió la situación económica del rubro en general: “Nuestra situación es alarmante, no soportamos 15 días más. Además, nadie nos garantiza que sean 15 días. El año pasado era durante dos semanas y estuvimos 8 meses cerrados”

Finalmente, concluyó: “No es rebeldía de adolescente como se dice por ahí. Es un acto de supervivencia. Los bares son el sustento de muchas de las familias de la ciudad. No queremos salir a cortar la calle y a interrumpir la vida cotidiana de otros vecinos. Simplemente queremos trabajar. La mayoría de los locales del rubro está manejado por familias”.