Tanto el café como el son infusiones de las cuales pueden destacarse diferentes aportes para la salud, incluso factores que ayudan a prevenir distintas enfermedades. Sin embargo, tiene particularidades que las pueden volver más o menos recomendables según el caso.

Es por esto que a lo largo de los últimos años se han desarrollado diferentes estudios que buscan encontrar cuáles serían los beneficios de tomar regularmente café o té, y desmentir a su vez los prejuicios existentes sobre su consumo. Un consumo excesivo de cualquiera de estas dos bebidas puede causar problemas de sueño, pero en su justa medida pueden resultar favorables para el organismo.

El café aporta más fibra

Una taza de café contiene entre 1,1 y 1,8 gramos de fibra dependiendo de si es filtrado, expreso o instantáneo, según un estudio de 2007 realizado por el Departamento de Metabolismo y Nutrición del Instituto del Frío del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, España.

En cambio, una taza de té no aporta fibra ya que ésta se encuentra en las hojas que se usan para preparar la infusión, por lo que habría que masticarlas.

La medida estándar de consumo diario necesario para el organismo es de 25 gramos de fibra.

Efectos del café y del té sobre la concentración

Aunque habitualmente se piensa que el café ayuda a mantenerse despierto y con el cerebro enfocado, lo cierto es que el té también puede favorecer a quienes lo consumen en este sentido, ya que ambas infusiones contienen cafeína.

Un estudio de 2016 realizado por investigadores de Estados Unidos y Canadá mostró que la cafeína mejora la capacidad de atención y facilita el estado de vigilia, a la vez que mejora el tiempo de reacción.

A su vez, excederse en la cafeína puede generar un estado de nerviosismo y excitación que, contrariamente, conspirará contra el rendimiento.

Un trabajo de la Universidad de Surrey, en el Reino Unido, comparó el efecto de beber cuatro tazas de café o té durante el día y constató que tenían efectos similares sobre el estado de alerta y rendimiento cognitivo; pero también demostró que el té tiene una medida justa de cafeína, suficiente para ayudar con el rendimiento y no demasiada como para interrumpir el sueño.

El té contiene una medida justa de cafeína como para ayudar con el rendimiento sin interferir con el sueño.

Según explica en su página web la Mayo Clinic de Estados Unidos, una taza de 250 centímetros cúbicos de café filtrado contiene aproximadamente 100 miligramos de cafeína. El café expreso y el instantáneo, por su parte, contienen menos. En tanto, una traza de té negro del mismo tamaño tiene unos 50 miligramos de cafeína.

Microbioma intestinal

La microbioma intestinal está compuesta por billones de bacterias beneficiosas, y los compuestos vegetales llamados polifenoles son el combustible de esos microbios.

Según un análisis publicado por la Sociedad Química Americana, el café contiene una cantidad significativamente mayor de polifenoles que el té verde, y este último contiene más polifenoles que el té negro.

Tim Spector, profesor de King’s Colegio Londres, dijo que es posible conocer si una persona bebe habitualmente café simplemente analizando su materia fecal: "Hay microbios específicos que parecen crecer bastante bien en las personas que beben mucho café". En cambio, no se encontró un efecto similar en los bebedores de té, por lo tanto en este aspecto sería más beneficioso el café.

Prevenir enfermedades cardíacas

Según un amplio estudio realizado por la Universidad de Southampton en 2017 sobre personas que bebían café o té, ambas infusiones reducen el riesgo de padecer enfermedades cardíacas o accidentes cerebrovasculares. No obstante, los investigadores resaltaron que los resultados del estudio no son concluyentes, ya que los participantes podrían tener otros hábitos saludables, como una rutina de ejercicio físico y buena alimentación.

De todas formas, una vez más, aparecen los polifenoles junto a los antioxidantes de ambas infusiones, que tienen un efecto protector para la salud del corazón.

Los ensayos clínicos muestran que el consumo regular de té, especialmente el té verde, puede mejorar ligeramente la presión arterial y el colesterol. Algo similar ocurre con quienes consumen entre dos y cuatro tazas de café descafeinado, ya que también se lo relacionó con un menor riesgo de enfermedades cardíacas.

Cáncer

Varios estudios, incluido un matanálisis de 59 investigaciones realizado por científicos de la Universidad de Fudan en Shanghái, China, encontraron que a lo largo de los años quienes bebían café tenían tasas más bajas de cáncer. El análisis de los expertos chinos arrojó que esas personas tenían un 13% menos de posibilidades de desarrollar cáncer, en comparación con aquellos que no bebían o lo hacían muy esporádicamente.

Otro estudio de 2016 realizado por la Escuela de Medicina Keck, de la Universidad del Sur de California, mostró que el consumo habitual de café reducía la posibilidad de cáncer colorrectal, mientras otro de la Universidad Médica de China de 2020, indicó lo mismo sobre el cáncer de próstata y un tercero de científicos italianos de 2017 mostró una reducción del riesgo de enfermedad hepática.

Algunos estudios han concluido que el consumo de café podría recudir las probabilidades de desarrollar cáncer.

La Sociedad Estadounidense del Cáncer en su web indica que el café contiene cientos de compuestos biológicamente activos , incluidos algunos que han demostrado reducir la inflamación, prevenir el daño a las células y regular los genes involucrados en la reparación del ADN.

Este carácter protector del café con respecto de distintos tipos de cáncer no ha sido encontrado, al menos hasta el momento, en quienes beben té.

Diabetes tipo 2

Grandes estudios muestran que las personas que beben café de forma habitual tienen menos probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2, aún cuando una taza de café puede producir un pico a corto plazo en los niveles de azúcar en la sangre debido a la cafeína que contiene.

Un metanálisis realizado en 2014 por especialistas de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard en un millón de personas halló que, quienes bebían hasta cuatro tasas de café al día veían reducido el riesgo de desarrollar diabetes en un 25% en comparación comparación con las personas que bebían poco o nada de café.

El té no contiene ácido clorogénico, pero presenta otros compuestos vegetales que se cree que son beneficiosos para el control del azúcar en la sangre. Una investigación de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Wuhan en China sugirió que tomar cuatro o más tazas de té verde, negro u oolong (también conocido como té azulo o té semifermentado) al día puede reducir el riesgo de diabetes.

El té y sus beneficios sobre el estrés

Un estudio de la Universidad de Basilea de 2017 indicó que, cuando una persona está estresada, beber té verde o negro puede ayudarla a sentirse más relajada y reducir sus niveles de cortisol, la hormona del estrés, tal como mostró también en 2007 otro trabajo del University College London.

Esto tiene que ver, en parte, por un compuesto llamado L-teanina que se encuentra en el té, especialmente el verde y el negro y cuyo principal efecto sería promover la relajación.

El café, por el contrario, puede causar nerviosismo, ansiedad e insomnio cuando se consume en exceso, como detalló un trabajo realizado en 2007 por la universidad de Cardiff, Reino Unido.

Tanto el café como el té aumentan la longevidad

Un reciente estudio, publicado en septiembre último por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), indicó que las personas que bebían al menos dos tazas de té al día tenían un riesgo de muerte entre un 9% y un 13% menor que quienes no lo hacían.

El trabajo se realizó con datos del biobanco de salud del Reino Unido, haciendo el seguimiento de 500.000 personas durante 14 años. La mayoría de las personas investigadas bebían té negro, pero otro trabajo de la Universidad Jiaotong, de Shanghái, de 2017 mostró que quienes beben té verde obtenían resultados de longevidad similares.

Finalmente, en lo referente al café, según un estudio de julio pasado que siguió a casi 172.000 personas, descubrió que quienes bebían de 2,5 a 4,5 tazas de café al día tenían un 30% menos de probabilidades de morir durante los aproximadamente siete años que abarcó el estudio en comparación con las personas que no bebían café.

Es importante destacar que todo estos trabajos tienen la limitación de ser observacionales, lo que significa que no pueden probar la causalidad.