“La próxima semana vamos a anunciar el nuevo esquema. Es urgente que la gente pueda viajar mejor ahora que estamos recuperando el nivel de pasajeros que queremos”, dijo ante la prensa el intendente de Rosario, Pablo Javkin, el lunes 11 de abril pasado.

El anuncio de que El Cacique dejará de prestar su servicio en la ciudad se anticipa desde principios de marzo. Sin embargo, desde el Palacio de Los Leones aseguran que esta semana que comienza sí será clave para ultimar los detalles y materializarlo

Los problemas de prestación son notorios. El propio Javkin se encargó de remarcar que entre el 80 y el 90 por ciento de los reclamos de transporte que ingresan al 147 corresponden a líneas que maneja El Cacique. Pese a eso, darle fin a una concesión que lleva apenas tres años no es tan simple.

Actualmente el municipio lleva adelante dos negociaciones en simultáneo. La primera, y la principal, es para definir en qué términos se va la empresa de Rosario. Si la salida es de mutuo acuerdo o si se efectiviza alguna de las cláusulas que tiene el actual pliego vigente para darle fin al contrato.

Aquí lo que se negocia es la cuestión económica. Como toda firma, El Cacique quiere asegurarse al menos recuperar parte de la inversión que hizo para explotar el servicio de transporte público de pasajeros y que no le resultó redituable por distintos factores externos, como la fuerte devaluación del peso argentino y la pandemia por coronavirus.

En este diálogo, ambas partes tienen elementos que buscan capitalizar a su favor. Por el lado de la empresa mendocina, los representantes saben que irse del sistema demandará a quien (o quienes) ocupen su lugar una importante inversión en colectivos para garantizar los recorridos y las frecuencias.

Por fuera de lo que cuesta comprar una unidad, hoy hay un faltante de producción y es prácticamente imposible conseguir cero kilómetro. Ante esto, la firma quiere utilizar los coches que tiene disponible y a su nombre (ya que hay algunos que están alquilados) como parte de la negociación.

Por su parte, desde el municipio aseguran que, producto de la gran cantidad de multas que tienen por el incumplimiento reiterado de las frecuencias, existe una abultada suma que El Cacique le debe a la ciudad y busca que ese dinero sirva como moneda de cambio para que la firma deje las unidades.

Este tire y afloje es lo que se encuentra en su etapa final y lo que hace confiar al municipio a que sobre el final de la semana entrante podrá anunciar cómo será el nuevo esquema de transporte, sin El Cacique.

Negociación para repartir las líneas

 

Mientras se avanza en la salida de la prestadora de fondos mendocinos, representantes del municipio ya iniciaron una mesa de diálogo con Rosario Bus, la otra firma que opera los colectivos de la ciudad, para acordar el reparto de las nueve líneas que van a quedar acéfalas.

Actualmente El Cacique explota los servicios 112 negra;122 verde; 122 roja 127 (servicio unificado); 126 negra; 126 roja; 131; 132; 138 139 (servicio unificado) y 140. De esos recorridos, los que más pasajeros transportan y por ende son los más rentables son el 122 verde; 122 roja 127 y 112.

El objetivo del Ejecutivo local es hacer un reparto equitativo de las líneas con mayor demanda y luego dividir los otros servicios que no terminan de ser del todo tentadores por la poca ganancia que pueden generar.

No se descarta que, en medio de este acuerdo que buscan tener con Rosario Bus, el intendente avance sobre la normalización del servicio y se deje sin efecto alguno de los recorridos unificados.

Sin problemas con la UTA

 

De no mediar ningún inconveniente en la próxima semana, el único frente de negociación que el municipio tiene prácticamente cerrado es con el sindicato de choferes.

Es que en todas reuniones que se mantienen con las empresas hay un acuerdo para que los trabajadores que actualmente están en El Cacique se sumen a Movi o Rosario Bus, dependiendo de cómo se dividan los recorridos.