Se cumple otro aniversario del golpe cívico militar de Argentina y desde el colectivo travesti trans se proponen que los crímenes contra personas LGTBIQ+  sean visibilizados y sancionados pero sobre todo que las víctimas que sobrevivieron a la dictadura y al castigo recibido al recuperarse la democracia sean reconocidas por el estado con una reparación histórica que las ayude hacerle frente a la crisis económica actual. 

En la anteúltima mesa, bien al fondo del bar del centro cultural La Toma, un puñado de diez mujeres travestis trans se reúne todos los martes para construir juntas el proyecto de ley que presentarán en diputados dentro de dos meses. En sus manos está la bandera celeste, rosada y blanca de la comunidad. Entre las paredes con afiches y fotos están los pañuelos blancos de las abuelas de Plaza de Mayo y una cifra que duele: “30.000”. 

Mesa de trabajo para la Reparación Histórica Post Dictadura. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

Aunque desde los distintos activismos de la diversidad este 24 de marzo levantarán la bandera de 30.400 porque simbólicamente corresponde a la memoria, verdad y justicia por las personas LGTBIQ+ desaparecidas. Detrás de ellas puede leerse una frase que a las chicas las representa: “Aquí se lucha”. 

La mirada de cada una de ellas habla de vivencias que la historia ocultó. Años de crueldad que serán narrados las veces que sea necesario y en primera persona por sus protagonistas, las que sobrevivieron y superaron la edad promedio de vida de 35 años. Hoy, cansadas del silencio exigen que el Estado pague por todo el daño que les ocasionó. 

Tiempos de dictadura y exilio

Marzia Echenique y Karla Ojeda pertenecen al Archivo de la Memoria Travesti Trans de la Provincia de Santa Fe. Un proyecto que llevan adelante junto a Carolina Boetti. Las tres se proponen recuperar la historia del colectivo a través de entrevistas a quienes sufrieron la dictadura o a sus familiares, archivos fotográficos y registros periodísticos de la época. 

Tenían 15 o 16 años, más no, cuando tomaron la decisión de liberarse de la identidad que les habían otorgado al nacer para ser quienes ellas verdaderamente deseaban ser. Pero eran los años 70 y las familias y la sociedad no aceptaban el cambio. Entonces la liberación llegó con abandono de hogar. 

Karla Ojeda y Marzia Echenique del Archivo de Memoria Travesti Trans de Santa Fe. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

En el colegio, en el barrio, en las calles de la ciudad, en los medios de comunicación, se hablaba de ellas como delincuentes, las juzgaban, amenazaban y perseguían. No había manera de que las chicas tengan un trabajo, se escondían y refugiaban donde podían y comían cuando alguna conseguía algo. La prostitución fue la única alternativa para vivir. Sin embargo a muchas les costó la vida. Llevan marcas en sus cuerpos y también en sus recuerdos. Entonces comenzó el exilio. 

“Yo fui una de las que se fue, tuve que dejar a mis amigas, todo lo que tenía. Primero Francia, después Italia los dos países que me acogieron y gracias al conocer otras culturas fue que empecé a ver la vida de otra manera porque las que nos salvamos somos las que emigramos”, aseguró Marzia. 

Y agregó una frase más: “Nosotras habíamos naturalizado la persecución, represión y violación de derechos humanos. Por todo eso es tan necesario armar un archivo de la provincia de Santa Fe, para que nuestra historia se conozca. Acá tuvimos otras leyes, otros centros de detención y no podíamos minimizar todo eso que nos pasó, tenía que quedar presente”.

Marzia se fue de Argentina para seguir viviendo. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

Por su parte Karla se preguntaba cómo explicar la actualidad de la comunidad sin reconocer el pasado y nació el objetivo principal del Archivo Travesti Trans de la provincia. “Siempre se pensó como una forma de justicia y de ser parte de esa historia que se ocultó, que no se contó y en ese sentido dije enseguida que sí, la presencia en primera persona es clave”.

“Son días, meses, años que nos han atravesado por el cuerpo y con este proyecto aportamos a la sociedad paki, heterosexual, normativa, sexista, clasista que se puede ser de otra manera, con una mirada con perspectiva de género mucho más amplia para reconstruir la historia con un equipo de investigación que junta registros nuestros para que hoy podamos contar todo lo que sufrimos”, cerró Ojeda. 

Karla Ojeda contando los motivos de la construcción de un Archivo. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

Sobrevivientes pero a qué costo

Hace unos cuantos años Nora Cortiñas visitó la UNR de Psicología, era durante el mes de marzo. Su discurso finalizó con una frase que por su contundencia aún retumba en la cabeza de quienes asistieron ese día: “Las consecuencias de la dictadura siguen en el aire” dijo y la comunidad travesti trans puede dar fe de eso.  

Por eso se juntan martes tras martes en una mesa de trabajo, para que las chicas que fueron privadas de sus derechos cuando la democracia ya estaba instalada en Argentina, también sean reconocidas por el Estado con una reparación histórica.

“Me acuerdo de un 25 de mayo que estábamos presas con Laura, una compañera que ya no está y le dije todos deben estar comiendo empanadas y nosotras acá. Esa vez la comida de prisión fue repollo con soja, eso durante todo el día”, contó Romina Diaz con bronca y angustia. 

Y le entregó al equipo de Rosario3 un bloque importante de hojas con fotos y declaraciones que a simple vista parecía un libreto de una obra de teatro sin embargo eran sus antecedentes. Todas las entradas y salidas a las distintas comisarías de la ciudad por el solo hecho de ser Romi. 

Pruebas que serán presentadas junto al proyecto de ley. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

Lo mismo con Yanina Saucedo que tuvo que dejar la escuela siendo chiquita por el acoso que recibía. Expulsada de su entorno familiar y detenida reiterada veces. "Una compañera murió quemada en la comisaría 4ta y nunca salió a la luz eso, se perdió mucho de nuestra historia. En estos papeles está todo lo que yo sufrí", señaló con las hojas en mano. 

Yanina con sus antecedentes y prontuarios por su identidad.(Foto: Alan Monzón/Rosario3)

Son ellas mismas las que recolectan sus vivencias para que el Gobierno reconozca los años de tortura. A las primeras que acudieron se los dieron fácilmente, pero ahora la cosa se está demorando a pesar de ser documentos públicos del archivo policial provincial. 

"Nos condenaban por 30, 60 o 90 días por nuestra identidad. Salíamos y a la noche débiles y enfermas porque dormíamos en el piso sin frazadas, sin nada, teníamos que salir a la calle a trabajar otra vez para poder vivir y volvíamos a estar detenidas", agregó Romina que nunca más volvió a relacionarse con su familia.

¿Democracia para quiénes? (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

Todas pagan impuestos y servicios pero pocas tienen trabajo por fuera de la prostitución. En ese sentido Alejandra Paredes dijo: "No tuvimos acceso al trabajo y solo nos quedó la opción de pararnos en las esquinas porque nunca hubo políticas de estado para nosotras". Y agregó, "ni la sociedad ni nuestras familias nos aceptaron. Mi familia son ellas, las chicas"

Paredes explicando la exclusión social. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

"Y seguimos siendo discriminadas hoy en día. Yo tengo 50 años y tengo que seguir laburando en la prostitución porque los cupos laborales trans son para cierta edad, entonces seguimos envueltas en la discriminación y seguimos publicándonos en una página de internet mintiendo con los años para poder laburar", confesó Natalí Mamoni.

Mientras tanto Débora Segovia, recordó a las compañeras que murieron por el estilo de vida que son obligadas a llevar. "Por la noche, por caer presas todos los días, por lo que hicieron con nosotras". Después de un silencio diminuto pero contundente, Marcia se preguntó y le preguntó a las chicas: "Si, seguimos vivas pero ¿cómo seguimos viviendo?"

Todos los martes se juntan para armar el proyecto de ley que será presentado en Mayo. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

Lo que exigen es mínimo frente a tanto horror: ser integradas en la historia, que se conozca lo que hicieron con ellas y que la justicia llegue por las que no están, las que sobrevivieron y las que siguen arriesgando su vida en las calles por quedar fuera del mercado laboral. 

Fueron 30400 y este jueves por primera vez junto al Archivo marcharán juntas bajo el lema "reparación histórica post dictadura". Esa reparación será simbólica y económica pero es clave para comenzar a cerrar heridas y construir desde el amor un futuro con historia y memoria.