Investigadores del instituto Conicet llevaron adelante un experimento que consistía en tratar de vivir alimentándose con los 124 pesos por día que plantea el Indec como canasta básica para la población. La idea era analizar las consecuencias en el organismo de las personas que se sometieron a esta experiencia, pero en muchos casos no llegaron a hacerlo porque tuvieron que abandonar por problemas de salud o excesivo descenso de peso. “Te alimentás, pero no te nutris”, concluyó una de las voluntarias.

Florencia Demarchi es una de las profesionales que formó parte de este experimento del Conicet. El proyecto se dividió en tres grupos: personas que se alimentaban con la canasta básica; otro que generaba pautas para una alimentación saludable; y el tercer grupo que no modificó para nada su alimentación.

“Nos hicieron análisis al principio del experimento, otros a los tres meses, que es hasta donde llegué yo, y a los que siguen les van a hacer análisis a los seis meses”, contó Florencia en el programa A Diario (Radio 2).

Los investigadores incluidos en el grupo de canasta básica, en el que estaba la cordobesa Florencia Demarchi, tenían como premisa alimentarse con 124 pesos por día, que es lo que plantea el Indec como piso para no caer en la pobreza o en la indigencia.

“El experimento se hizo para comprobar cómo se alimentan las personas que están en el límite de la línea de la pobreza y de la indigencia”, contó Florencia.

“Antes del experimento yo comía de una forma muy variada, a mí me gusta comer. Y de repente me encontré con una lista de alimentos muy monótona. Me empecé a cansar, me sentí muy vulnerable”, describió.

“La canasta básica tiene tres huevos al mes y 100 gramos de queso por mes, por ejemplo, cantidades que pueden entrar en una sola pizza”, detalló Demarchi. Y precisó que “son 58 alimentos muy parecidos entre sí; como el pan, los fideos, las papas”.

El objetivo del experimento “es modificar la forma en que se mide la pobreza en la Argentina”, dijo Florencia. “Me alimenté, pero no me nutrí. Entonces me sentí cansada, irritada, vulnerada, privada del derecho de elegir lo que yo quería”, aseguró.

Por último, la mujer explicó por qué debió dejar la experiencia a mitad de camino: “Yo hice un descenso de 5 kilos, de 60 pasé a 55. Pero yo mido 1,72, por eso mi peso de acuerdo a mi altura ya estaba llegando al límite inferior. Por eso el equipo de profesionales me recomendó que llegue hasta ahí”.