La inglesa Jenn Wiles estaba por recibirse de enfermera universitaria cuando entre exámenes y trabajos prácticos empezó a tener ataques de pánico pero al final era otra enfermedad.

El primer episodio ocurrió en un pub, mientras estaba con sus compañeros festejando el fin de curso. “Me repetí a mí misma que no era nada, que seguro pasó por haber tomado algo de alcohol, pero en los meses siguientes, empecé a tener más ataques de pánico. Llegaron a sucederme una vez por semana”, relata Jenn.

“Me di cuenta de que había empezado a sentirme mucho más ansiosa. Lloraba todo el tiempo y tenía miedo de que algo malo pasara en cualquier momento”, reconoce.

Su médico de cabecera insistía en que todo era producto de sus preocupaciones y miedos probablemente causados por el estrés de su reciente título. Ella coincidió con la opinión del especialista hasta que en uno de esos episodios tuvo convulsiones, llamaron a la ambulancia y quedó internada.

Los médicos de guardia indicaron una resonancia magnética, pero mientras se la hacían volvió a convulsionar. También le hicieron una punción lumbar.

“La primera vez que los médicos intentaron despertarme, no respondí”, cuenta a los medios locales. “Le dijeron a mi familia que estaba luchando por mi vida y que tal vez no sobreviviera a esa noche. También advirtieron que si superaba el cuadro de gravedad, seguramente quedaría con secuelas. Somos una familia muy unida, así que me desgarra pensar que les dijeron eso”, recuerda sobre lo ocurrido en enero de 2018.

El diagnóstico llegó: tenía encefalitis. Transitó por distintos estados. En la primera etapa, no podía caminar, hablar ni tragar. Se fue recuperando de a poco. “Recuerdo que la primera palabra que dije fue “baño”. Eso hizo llorar a todos cuando se dieron cuenta de que sería capaz de hablar de nuevo”, cuenta Jenn, que siguió internada un par de meses, y continuó con rehabilitación, durante seis.

Ahora, trabaja como enfermera y encontró el amor en su novio Jordan, de 26 años. Quedaron algunas secuelas emocionales, pero las trata con su terapeuta. “Es muy importante que la gente sepa sobre la encefalitis y sus señales de advertencia, porque antes de que me diagnosticaran, no tenía ni idea al respecto. También quiero que la gente que está pasando por esto sepa que hay luz al final del túnel, y puedes volver de él para vivir una vida feliz y exitosa”, aconseja.

Qué es la encefalitis

  • La encefalitis es una inflamación del cerebro en sí, no de las meninges que recubren el cerebro y cuya afectación se conoce como meningitis. Suele ser más frecuente en la infancia, pero puede presentarse en la edad adulta y es muchas veces producto de causas virales, si bien puede provocarse por origen bacteriano o autoinmune.
  • Los síntomas de las encefalitis pueden incluir trastornos de la personalidad y alucinaciones. Cada encefalitis tiene una forma más frecuente de aparición, en el caso de las autoinmunes en adultos suelen asociarse a síntomas psiquiátricos a través de comportamientos extraños, fiebre, convulsiones y deterioro que puede llegar a ser mortal.