El camino por la Biología comenzó para María Natalia Lisa cuando su papá y su mamá le contaron que iba a tener un hermano.

Es que ambos le explicaron sin metáforas cómo se conciben las personas, pese a que ninguno se dedicaba a la ciencia. Y ese fue el click que llevó a Nati, como todos la llaman dentro y fuera del laboratorio, a ser quien es hoy: una brillante investigadora en Biología Estructural del Conicet, coordinadora de un grupo de científicos del Mercosur y destacada por la Fundación de Mark Zuckerberg con un financiamiento que le permitirá a su equipo desarrollar tecnología y la movilidad de sus colegas.  

María Natalia nació y vivió en un barrio de clase media del oeste rosarino, hizo la primaria y la secundaria en el colegio San Miguel Arcángel de barrio Echesortu, estudió Biotecnología y el doctorado en Ciencias Biológicas en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) e hizo dos posdoctorados, uno de ellos en el Instituto Pasteur de París, donde se especializó en una técnica para saber cómo son las proteínas y se dedicó a investigar la tuberculosis.

Foto: Alan Monzón / Rosario3

Su destino en Francia también lo soñó a los 15 años cuando empezó a decidirse por una carrera que la llevara por el mundo. Pese a que le gustaban las ciencias humanísticas, su pasión era la Biología. Leyó Rayuela, la novela de Julio Cortázar, y allí supo de París, al que alguna vez imaginó llegar. Y ese sueño lo cumplió.

Con Leandro, su pareja, profesor de Música, proyectaron irse a Europa si ella aplicaba en la beca para trabajar en el Pasteur. Y tuvieron que casarse para que él pudiera quedarse a trabajar allí. Fueron por dos años y se quedaron cinco. Después estuvieron dos años en Montevideo donde Nati trabajó en la sede del Pasteur. Pero la idea de ambos era volver casa.

Y en 2018 regresaron a Rosario. Ella ingresó como investigadora adjunta del Conicet con un proyecto de investigación cuya misión fue dirigir el laboratorio de cristalografía de las proteínas. Pandemia y trabajo virtual mediantes, puso en marcha esa iniciativa junto a un grupo de estudiantes.

El 10 de noviembre del año pasado nació su hija Amelia y la niña vino con pan bajo el brazo, como dice el dicho popular: cinco días después la Fundación Chan Zuckerberg le comunicó que el proyecto presentado junto a dos colegas del Mercosur iba a ser financiado por tres años.

Hoy coordina el Centro de Biología Estructural del Mercosur cuya sede coordinadora está en Rosario y que será relanzado el 1 de septiembre en la sede del Instituto de Biología Molecular y Celular, que dirige Javier Palatnik, a las 10 de la mañana con la presencia de autoridades y académicos del país.