Juan Cecilio Teruél fue una reconocida personalidad de Carcarañá. Fue comisario durante más de 25 años e incluso con su propia fuerza de trabajo se levantó la Comisaría 3ª de esa localidad. El hombre falleció el 12 de julio de 1987 y despedido con honores por cientos de personas pero, muy por el contrario con lo que hubiese querido, hoy sus restos no descansan en paz. Viviana y Alejandra Teruél, sus nietas, denunciaron que los restos del recordado funcionario fueron profanados y su nicho despojado. 

"Una amiga de la familia me llama para saludar a mi marido por el Día del Padre, estaba frente a la tumba de mi abuelo y me dijo que no estaba la lápida y el lugar estaba vacío. Lo primero que pensé era que se había equivocado de lugar. En ese momento, llama otro familiar, le comento la situación, y se llega hasta el Cementerio. Nos llama y nos dice que efectivamente no había nada”, relató Alejandra en diálogo con Rosario3.

Alejandra vive en Córdoba y Viviana en Casilda, pero ante la desagradable noticia, ambas decidieron trasladarse hasta Carcarañá. “Llegué el martes 28 y pude constatar que no estaba el cuerpo, entonces el miércoles fui a la administración del cementerio a pedir una explicación al funcionario Sergio Giacovero. Le pregunté dónde estaban las notificaciones si es que habían avisado algo a la familia, pero me dice que no enviaron notificaciones, tampoco había cartas documento ni edictos”, agregó.

La tumba profanada (Rosario3)

“Ni él ni la persona que trabaja en el Cementerio municipal sabían dónde estaban los restos, me decían que quizás se habían reducido, me piden disculpas y que les diera un rato que lo iban a buscar”, cuenta sin creer todavía la situación por la que están atravesando. “Te sentís devastado, amargado, es una situación que le deseo a nadie porque tiene una alta carga emocional. Cuando se pierde a un ser querido se desea que descanse en paz, y eso no está pasando”, sostiene.

Tras ese episodio, ambas hermanas fueron a consultar con un abogado y en ese momento recibieron un nuevo llamado del encargado del Cementerio diciendo que habían aparecido las notificaciones, que habían sido enviadas en 2017 y en 2019 y que ya estaba el cuerpo. “Estábamos en shock y no fuimos a reconocer el cuerpo ¿Quién me garantiza que ese sea el cuerpo de mi abuelo?”, se preguntó al tiempo que destacó que en el verano pasado amigos de la familia habían visitado la tumba y todo estaba en orden, lo cual las hace dudar de la veracidad de las notificaciones.

Consternadas por lo sucedido, Viviana y Alejandra realizaron la denuncia penal en la Fiscalía de Carcarañá y también enviaron una nota al Concejo Deliberante para que, como órgano de control, se involucre en la situación. 

“Como nietas de una persona que ejerció tanto tiempo la justicia, creemos en la justicia divina pero también en la del hombre porque eso se nos inculcó. Queremos justicia y alertar a la población porque tengo dudas que no se haya hecho esto también en otras oportunidades con otras personas”, sentenció y aclaró que el nicho de su abuelo había sido comprado a perpetuidad.

“Lo único que buscamos es justicia y que esto no vuelva a ocurrir, que alguien use para comercio el lugar donde descansa un ser querido tiene una alta carga emocional”, profundizó Alejandra.