Una reciente investigación reveló que en el marco de la pandemia de coronavirus se descartan tres millones de mascarillas cada minuto a nivel mundial, por lo que muchos expertos advierten que pronto esto podría conducir a una catástrofe ambiental.

Un detalle preocupante de los barbijos, elemento indispensable para todos en los tiempos que corren , es que dada su ubicuidad y el hecho de que no hay forma de descontaminarlos y reciclarlos de manera segura se vuelven muy nocivos para el medio ambiente. 

Los expertos detrás de la investigación, cuyos resultados fueron publicados en la revista Frontiers of Environmental Science & Engineering, describen la enorme cantidad de mascarillas que se usan y se tiran como una "bomba de tiempo".

Las mascarillas que son desechadas pueden transportar productos químicos perjudiciales para el medio ambiente.

Explicaron que al tirarlas a la basura se descomponen en microfibras peligrosas, y que además es probable que transporten productos químicos perjudiciales para el medio ambiente.

"Con el aumento de informes sobre la eliminación inadecuada de máscaras, es urgente reconocer esta posible amenaza ambiental y evitar que se convierta en el próximo problema plástico", advierten los especialistas.

La investigación estuvo dirigida por Elvis Genbo Xu de la Universidad del Sur de Dinamarca, y el profesor de Ingeniería Civil y Ambiental Zhiyong Jason Ren de la Universidad de Princeton.

Los elementos utilizados para fabricar las máscaras las convierte en objetos difíciles de reciclar. 

Si bien las mascarillas desechables son excelentes para reducir la transmisión viral, su composición a partir de muchos materiales diferentes las convierte en difíciles de reciclar. 

"Las máscaras quirúrgicas desechables comunes están hechas de tres capas", explican los investigadores.

"La capa exterior está hecha de material no absorbente (por ejemplo, poliéster) que protege contra salpicaduras de líquidos. La capa intermedia son telas no tejidas (Polipropileno y poliestireno) creadas mediante un proceso de fusión por soplado, que evita las gotas y los aerosoles mediante un efecto electrostático. Por último, la capa interior está hecha de material absorbente como el algodón para absorber el vapor", detallaron. 

Todo esto asegura una filtración adecuada, comodidad y durabilidad para proteger al usuario y a otras personas de las gotitas infecciosas que pueden contener un patógeno.

La producción de máscaras faciales está ahora a la par de las botellas de plástico.

La producción de máscaras faciales está ahora a la par de las botellas de plástico, con alrededor de 43 mil millones de artículos al mes.

Pero entre estos dos objetos hay una diferencia importante vinculada con los considerables esfuerzos de activistas ecológicos, que durante los últimos años han logrado que una de cada cuatro botellas ahora se recicle por completo, mientras que con las máscaras no se recicla ninguna. 

Los microplásticos viajan en las corrientes de aire y se han visto en las partes más desoladas del mundo.

La descomposición de las máscaras en fibras micro y nanoplásticas, de menos de 5 mm y 1 mm de tamaño respectivamente, se produce en cuestión de semanas, implicando un gran riesgo para la salud humana y animal.   

Se ha descubierto que los microplásticos viajan en las corrientes de aire y se han visto en las partes más desoladas del mundo, incluidos los Alpes, la Antártida y la 'zona de muerte' del Monte Everest.

Recomendaciones


Los investigadores propusieron una variedad de formas en las que se pueden minimizar las consecuencias ambientales de las mascarillas faciales.

"La comunidad de investigación medioambiental debe moverse con rapidez para comprender y mitigar los riesgos que plantean las máscaras para el medio ambiente", escriben.

"El pensamiento crítico de las tres 'R' puede ser valioso: regular (evaluación del ciclo de vida en la producción, eliminación y descontaminación), reutilizar (máscaras desechables) y reemplazar (materiales biodegradables) máscaras de un solo uso", indicaron. 

También recomendaron que, de ser posible, las personas comiencen a utilizar mascarillas de algodón en lugar de alternativas desechables.