La ola de calor de los últimos días ya dejó más de 300 muertos en Portugal y España, además de la proliferación de incendios que afectan a las ciudades y zonas rurales de la zona ibérica.

La preocupación es tanta que el Reino Unido emitió este viernes por primera vez un alerta roja por la llegada de altas temperaturas este fin de semana.

Estos datos del Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio de Sanidad en España, corresponden al periodo del 10 de julio, inicio de la ola, hasta el jueves 14, que se considera el pico máximo y que sumó sólo en ese día 93 fallecidos.

Desde el día 10, la tendencia ha sido ascendente, con 15 muertos esa jornada y prácticamente el doble, 28, en la siguiente, mientras que el martes 12, fallecieron 41 personas, y 60 el miércoles 13.

Los factores que pueden agravar súbitamente el estado de salud de las personas hasta conducirlas a un fatal desenlace son: deshidratación, descompensación o enfermedades crónicas.

Numerosas poblaciones españolas -Madrid, Sevilla, Zamora, Orense y otras- han visto los 40 grados, aunque de momento no se ha alcanzado la máxima nacional, que ostenta el municipio de Montoro (Córdoba) desde el verano pasado con 47,2 grados.

A su vez, cientos de personas más fueron evacuadas de sus hogares debido a los los distintos incendios que arrasaron amplias zonas en Francia, España y Portugal el viernes, ante lo que las autoridades europeas han emitido advertencias sanitarias por la ola de calor que se avecina en los próximos días.

Uno de los focos más grandes ocurrió en el suroeste de Francia, con más de 1.000 bomberos, asistidos por hidroaviones, que combaten al fuego que fue avivado por el calor abrasador de jornadas anteriores, unas de las condiciones ideales para la formación de incendios y unos fuertes vientos.