Un hombre que vive en Nueva York pidió casarse con su hijo adulto y está demandando ante la Corte Federal de Manhattan para revocar las leyes que prohíben la práctica incestuosa, calificándola de «autonomía individual». Los datos de ambos no fueron revelados, aunque la noticia fue confirmada por el diario The New York Post.

Tanto el padre como su hijo biológico buscan permanecer en el anonimato porque la solicitud es "una acción que un gran segmento de la sociedad considera moral, social y biológicamente repugnante", según documentos judiciales.

"A través del vínculo duradero del matrimonio, dos personas, independientemente de la relación que pudieran tener entre sí, pueden encontrar un mayor nivel de expresión, intimidad y espiritualidad", argumenta el padre en la demanda ante la corte federal de Manhattan presentada el 1 de abril.

En los papeles judiciales no se revelan detalles del género de ambos ni las edades, ubicación o el contexto de la relación. Sin embargo, se informó que el hijo sería una persona mayor de edad: "Los cónyuges propuestos son adultos (…) Y no pueden procrear juntos".

La ley actual de Nueva York considera el incesto como un “delito grave de tercer grado”,  con penas de hasta 4 años de cárcel. Además, los matrimonios que se realizan bajo este contexto son anulados inmediatamente, y los "cónyuges" deben pagar grandes multas o cumplir prisión.

Por esta razón, mientras no se declaren inconstitucionales e inaplicables las leyes que prohíben el incesto, el padre no le propondrá matrimonio a su hijo, dado que “tendría que soportar el daño emocional” de no poder estar legalmente casados.

En 2014, un tribunal de apelaciones estatal aprobó por unanimidad un caso que involucraba a una mujer casada con el medio hermano de su madre, y señaló que la relación genética era el equivalente a primos hermanos. Pero incluso esa sentencia citó “el horror casi universal” con el que se ve un matrimonio entre padres e hijos.

"Hay casos conocidos de padres que se separan de sus hijos en la infancia, solo para reunirse décadas después y volverse románticos", dijo Sylvia Law, profesora de derecho de la Universidad de Nueva York.