Una joven brasileña que se enteró que iba a tener un hijo le pidió dinero prestado a su familia y viajó a Argentina para poder abortar debido a su situación económica, luego de que el domingo pasado entrara en vigencia la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo aprobada por el Congreso hace unas semanas.  

Sara, de 20 años, viajó desde São Paulo hasta Buenos Aires y su experiencia fue documentada por la agencia alemana de noticias DW, a quien la joven le dijo que encontró un "gran alivio" al poder acceder a la práctica de manera legal.  

La joven emprendió su primer viaje en avión para practicarse un aborto en Argentina. 

"Tener un hijo que no deseo y sin condiciones para criarlo, y ser obligada, sería una tortura", explicó en la nota en la que además confesó que pidió prestados más de 5.000 reales a sus padres y les ocultó el motivo por el cual quería viajar.

La joven dijo no podía correr los riesgos de comprar píldoras abortivas falsas o someterse a un procedimiento clandestino en Brasil, ya que podría haber terminado en prisión o incluso sufrir lesiones que le provocaran la muerte. 

El caso de Sara es uno de los tantos que involucran a jóvenes que viajaron desde la capital brasileña hasta Argentina para interrumpir su embarazo: otra viajera de 25 años que permaneció anónima aseguró en el mismo documental que conocer esta alternativa le brindó esperanzas de una "nueva oportunidad".  

"Lo que me ayudó desde que descubrí que estaba embarazada es que tengo una oportunidad. Todavía tengo una alternativa. Eso me hace sentir más segura", explicó Sara.

Según el documental hay muchas otras mujeres que también viajan desde Brasil hasta Argentina para abortar. 

Debora Diniz, investigadora de estudios latinoamericanos de la Universidad Brown, explicó que "con los cambios en la legislación en Latinoamérica, las mujeres no necesitan ir a los Estados Unidos, no necesitan una visa para abortar".

"Mas mujeres de clase media y trabajadora conectadas a grupos feministas tienen ahora acceso a algo que ha sido básicamente la historia de las mujeres ricas durante mucho tiempo", añadió.

El código penal brasileño permite la interrupción del embarazo únicamente en caso de violación, y fuera de esas circunstancias puede haber condenas de entre uno y tres años de prisión para las mujeres que den su consentimiento para que se les practique un aborto, mientras que el castigo se duplica para quienes ejecuten la acción y pongan en riesgo la vida de la madre.