Este jueves se cumplen cuatro meses de la explosión del laboratorio Apolo, que funcionaba en Alem al 2900. Los vecinos de la zona aseguran que les da tranquilidad que la producción de suero fisiológico, que en más de una oportunidad habían denunciado, se traslade de barrio. Al mismo tiempo, denunciaron las condiciones de precariedad en las que se encuentra el predio donde ocurrió el siniestro la madrugada del 27 de junio. En tanto, Juan Carlos, el sobreviviente de aquel estallido, habló con el Tres y contó cómo pudo sobrellevar la recuperación en estos meses.

Según contaron los vecinos del barrio al periodista Juan Pedro Aleart, en el terreno donde funcionaba el laboratorio todavía hay algunos derrumbes y además se registraron robos en los últimos días.

“Es un peligro y nadie viene a hacer nada. Esto quedó así y es un chiquero, es muy inseguro”, dijo una mujer de la cuadra.

También contó que hace poco “entraton a robar, aunque por suerte llegó la policía y se llevó detenidos a los autores”.

Otra vecina relató que “el laboratorio se está trasladando” y eso da tranquilidad a la gente del barrio.


La recuperación

Juan Carlos, el hombre que resultó gravemente herido después de la explosión con el 60 por ciento del cuerpo quemado, habló con el programa Telenoche y se mostró preocupado por la demora en la entrega de las pericias técnicas para que sean incorporadas al expediente judicial.

Además, recordó cómo vivió el momento de la explosión: “No me la voy a sacar nunca de la mente”, aseguró.

Dijo que la madrugada del 27 de junio sintió que se quemaba pero lo único que pensó fue en su hijo.

“Vi el pedazo de techo que me cayó en la cabeza pero no me importó nada. Pude encontrar a mi hijo en la oscuridad y logré sacarlo de todo el vapor que nos estaba quemando. Después no recuerdo más nada de los 24 días que siguieron, hasta que me recuperé del coma”, describió Juan Carlos quien fue recibido en su nueva vivienda con un pasacalle de sus vecinos y familiares.

Por último, contó que todos en su casa continúan con tratamiento psicológico. “No puedo hacer lo que hacía antes, no puedo abrazar todavía a mi hijo”, contó Juan Carlos y luego de agradecer la solidaridad de la gente aseveró: “Quisiera que no hubiese pasado nada, que este laboratorio no hubiese existido”.