Las organizaciones de defensa del medio ambiente y la salud que integran Paren de Fumigarnos se reunieron este sábado en Santa Fe y resolvieron dar una doble batalla contra la ley de agroquímicos que obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados. Por un lado pedirán esta semana una audiencia a los senadores, que deben tratar la norma, y realizarán los próximos días 6, 7 y 8 de noviembre una “caravana por la vida” en los pueblos de la región.

La movida partirá el viernes 6 desde Rosario y llegará el domingo 8 a Ceres. Recorrerá la ruta 34 e irá parando en pueblos donde se desarrollarán actividades para debatir y concientizar sobre el riesgo del uso de herbicidas (en particular el glifosato) y la necesidad de fijar límites a las fumigaciones, más amplio a los que impone el proyecto de Inés Bertero (de 100 a 200 metros terrestre y a partir de los 800 en aplicaciones aéreas).

Habrá encuentros en las localidades donde el colectivo ya tiene una representación, como en Totoras, Rafaela o Díaz (donde, por ejemplo, estarán Domingo e Isabel, quienes contaron su particular historia a Rosario3.com el día de la sesión en la Cámara baja).

¿Qué garantías tenemos que al usar productos de algodón con glifosato el veneno no vaya a la sangre?”

“Vamos a realizar actividades para frenar esta locura”, afirmó Horacio Brignone, integrante de la multisectorial, quien agregó que también se trabajará con una agenda ampliada. Además de la ley, reclamarán al gobierno provincial que toma medidas para proteger a la población por el uso de productos con algodón contaminado por glifosato, como gasas, hisopos, toallitas y tampones. “¿Qué garantías tenemos que al usar estos elementos el veneno no vaya a la sangre? ¿Cómo se va a cuidar a la población de ese riesgo?”, interpeló el militante de María Juana.

Pedirán también que el Ejecutivo responda un recurso presentado hace cuatro meses para que se prohiba el uso de glifosato en Santa Fe, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo calificó como “probablemente cancerígeno”. Caso contrario, elevarán una acción judicial.

En el encuentro de Paren de Fumigarnos se buscó, entre otras cosas, revertir lo ocurrido el día de la sesión en Diputados y transformar “esa derrota formal” en una reacción. “Hubo un clima interesante, de mucho optimismo porque vimos que existe mucho acompañamiento y hay cosas por hacer más allá de la ley”, resumió Brignone.

Militancia, lobby y “mala fe"

El jueves 15 de octubre, día en que el proyecto Bertero salió con despacho de comisión al mediodía y por la tarde recibió media sanción, sólo hubo cinco integrantes del movimiento presentes.La legisladora dio marcha atrás con una modificación para llevar a 500 metros la distancia con zonas urbanas de las fumigaciones terrestres y lo dejó en 100 ó 200 metros según si hay barrera forestal o no. A esa hora, productores y aeroaplicadores almorzaban a la vuelta de la Legislatura y celebraban el avance de esa iniciativa y no la de José Tessa (800 metros terrestre y prohibir fumigaciones aéreas).

"¿Qué hubiera pasado acá si éramos 100 ó 500?”, se preguntó esa jornada uno de los militantes de Paren de Fumigarnos. La pregunta siguió vigentes los días siguientes.

El docente de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNR y director del Observatorio del Sur, Eduardo Spiaggi, fue uno de los que habló del tema: “Necesitamos una legislación que proteja la vida de la gente. Esta ley es un retroceso, no hay ninguna duda. Hace diez años que existe el Observatorio y 30 años que tenemos la cátedra de Ecología pero nosotros nunca fuimos convocados a debatir sobre esto, cuando sí fueron convocados los aeroaplicadores”.

La comunidad universitaria tiene que tomar posición y salir en defensa de la vida”

“Lo que pasó con este proyecto es más grave todavía porque el día anterior se hizo circular un proyecto que hacía llevar a los 500 metros progresivamente la línea de fumigaciones. Se engañó a parte de las organizaciones con ese proyecto porque hasta el día anterior se lo hizo circular. Los asesores de Bertero lo hicieron circular y a su vez se lo dieron al secretario de Medio Ambiente para que lo difunda. Eso ya es mala fe”, dijo a Radio Universidad.

“Al día siguiente, la diputada dice: «No pudimos». ¿Qué significa no pudimos? Eso ya es mala fe, no es una discusión de cuántos metros y eso ya es ceder a las presiones de otros intereses. Es indignante lo que pasó”, aseguró y añadió: “Se puede discutir el modelo productivo pero lo primero es alejar el veneno de la gente”.

“Los productores y empresarios tienen dinero para movilizar pero las organizaciones no tienen un peso, es toda participación voluntaria. Pero la gente tiene que entender que no es una cuestión de los grupos ecologistas; tiene que acompañar", analizó. Y, en el marco de las ausencias, también incluyó -en la muy buena entrevista del programa La marca de la almohada- a la propia Universidad. “La comunidad universitaria tiene que tomar posición y salir en defensa de la vida”, agregó.