Pedro Robledo

Las localidades para asistir al show de Yusa (Cuba) y Ana Prada (Uruguay) se agotaron previamente. Ante la alta convocatoria, el paisaje del teatro mostraba público sentado en el piso y sillas agregadas a último momento, los únicos sitios disponibles para que nadie quede afuera.

La propuesta se basó en buenas canciones propias, algunos homenajes y, fundamentalmente, en la conexión con el público, muy conocedor de las canciones y muy participativo durante todo el espectáculo. La comodidad que manifestaban las artistas, hizo que el tiempo se reparta entre canciones y diálogos improvisados.

Si bien el orden establecido de los temas no fue alterado, los discursos desopilantes le restaron formalidad al show, algo que forma parte evidente de los objetivos de la propuesta. Esa fue la clave del exitoso paso por Rosario ya que el numeroso público adhirió desde el inicio.

Haciendo un cha-cha-chá, con Yusa en voz y guitarra y Ana Prada en percusión, ambas se divirtieron cantando e inventando historias y el público se sumó con entusiasmo aportando palmas y coro.

Aunque por momentos pierden el control del show, matizan y encarrilan todo con simpatía y buen humor.

La exquisita lírica de Ana Prada y el sutil aporte rítmico de Yusa, dieron lugar a uno de los segmentos más lucidos: "Tierra adentro", un aire litoraleño que roza la polca y el chamamé, en el que Ana cantó magistral y dulcemente una letra intimista y en donde Yusa aportó el pulso "acariciando" el cajón peruano.

Ana Prada ofreció a sus seguidores algunas novedades, algunas canciones nuevas. Del disco que está grabando con Ariel Polenta (pianista y productor artístico de la futura placa), mostró "Para decirte que te quiero", un tema con aires de joropo venezolano.

Yusa también mostró sus influencias. Se tomó una pausa para recordar "Libro de cabecera", el disco en el que homenajea a sus maestros. Allí está su versión de ""Buscando un símbolo de paz" (Charly García). En esta ocasión, con una intro que incluyó un jazzeado diálogo de bajo y piano y luego un "rapeo" en donde improvisó la letra haciendo explícitos algunos deseos universales.

En todo momento, ambas pusieron énfasis en el agradecimiento con esta ciudad, que siempre aprobó sus trabajos. Y no sólo por eso, Yusa también recordó en el escenario su vínculo especial con Rosario, en donde además de buenos artistas y amigos, encontró un amor.

En el caso de Ana, ella forma parte de un nutrido lote de artistas uruguayos que entre 2012 y lo que va de 2013, han logrado cautivar al público rosarino y tienen garantizada su convocatoria. (Hugo Fatorusso, Julieta Rada, los Ibarburu, Fernando Cabrera, entre otros). Lo comprobó y se sorprendió por el conocimiento que la gente tiene de todas sus canciones. "Tu vestido" fue cantada completa por toda la sala.

Para el cierre, Yusa pidió encender las luces, al público le sugirió eyectarse de la butaca y, luego de proponer e ilustrar con una coreografía, con el pasillo "Amor de millones" el show se transformó en un gran baile colectivo.

Luego de un mínimo descanso, llegaron los esperados bises. Ana regaló "Soy pecadora", milonga que dio título a su segundo disco, el cual se grabó en Villa Mercedes (San Luis) y se publicó en el 2010.

Yusa, sola con su guitarra, ofreció "Quédate", un bolero que relata una profunda historia de amor.

Con la última, "Conga pasajera", la comunión entre público y artistas fue intensa y conmovedora y los vínculos quedaron sellados hasta el próximo encuentro gracias al inmenso aplauso mutuo.