La ex pareja de Jesica Balmaceda, Néstor Anchával, fue imputado otra vez. Esta vez es por haber desobedecido la orden de restricción impuesta por la Justicia que le impide acercarse a su familia. El mes pasado, el hombre a quien la mujer llevó a juicio por amenazas contra su persona –tras convivir y tener hijos juntos–, quedó libre. La Justicia en segunda instancia, redujo la pena a dos años y 11 meses, condena que lo dejó del otro lado de las rejas.

Ahora, según publicó el diario El Ciudadano, Anchával, fue imputado por dos hechos de desobediencia al incumplimiento de la orden de restricción que pesa sobre él y que contempla, entre otras cosas, no acercarse a su familia.

Tal como expuso en la audiencia realizada ayer en los Tribunales provinciales, el primer hecho ocurrió el 15 de julio pasado cuando dos de los hijos de Balmaceda y Anchával estaban en un forraje en Monteflores y México, a metros de su casa, cuando entraron corriendo a un local de la zona y dijeron que su padre había pasado y que los miró y les sonrió.

“La mujer que atendía el comercio dijo que los chicos entraron corriendo, a los gritos y que vieron pasar al padre”, informaron desde el Ministerio Público de la Acusación. Incluso, uno de los niños, de 12 años, declaró en Cámara Gesell que vio al padre pasar en moto y que le sonrió y que le tiene miedo.

El otro hecho es del 9 de agosto pasado cuando Anchával se presentó en la esquina de la vivienda de Balmaceda. Un testigo dijo que lo vio y que en otras dos oportunidades también lo encontró merodeando en Viamonte al 7300.

Durante la audiencia, Anchával declaró, llorando: “Esto ya me está superando. Recibí millones de denuncias, estoy cansado de que ellos planten prueba, de no poder hacer un tratamiento sobre mi adicción. Hace casi dos años que no los veo y si fuera así hubiera corrido a abrazarlos. Es muy complicado. Jésica es capaz de cualquier cosa, yo fui condenado y perdí el trabajo, me hizo perder todo, lo tomó como una guerra que quiere ganar”.

Además, el hombre aseguró que no tiene ningún vehículo y que sólo se traslada en colectivo, aunque agregó que ni siquiera tiene para cargar la tarjeta sin contacto. “Yo no soy el que la molesta (a Jésica), le tengo pánico”, dijo.