Boca superó su peor semana del año con una victoria ante un Racing en crisis. Fue 2-1 en Avellaneda, donde el Xeneize empieza a dejar atrás los conflictos por supuestas internas en el plantel que desataron una guerra con la prensa.
Sánchez Miño, en el primer tiempo, puso en ventaja a la visita. En el complemento, Saja lo empató de penal, pero Erbes selló la victoria boquense.
El equipo de Carlos Bianchi exhibió una contundencia que no entregó en otros partidos y sumó su segundo éxito consecutivo.
El primer tiempo se lo llevó parcialmente el equipo visitante porque mostró eficacia en la, prácticamente, única jugada más o menos coherente que hilvanó.
Por el contrario, Racing mostró nervios y su gente, en las tribunas, empezó a reclamarle por la derrota provisoria y la incómoda posición en la tabla. Una postal habitual en el fútbol argentino de hoy en día.
En el segundo período, el ingreso del experimentado Mauro Camoranesi (por un lesionado Francisco Cerro) le dio mayor dinámica a un conjunto local que empezó a manejar mejor el balón, aprovechando el retraso de las dos líneas defensivas visitantes.
Y Racing tradujo ese mejor accionar en el empate, a los 22 minutos. Parecía entonces que el partido quedaba a disposición de la Academia, más por empuje y fuerza que por una sólida prestación colectiva. Ayudado, además, por el quedo y el conformismo xeneize.
Sin embargo, el ingreso del pibe Luciano Acosta por un apático Riquelme (en el segundo tiempo fue un espectador de lujo) le dio algo más de frescura. Y el juvenil enhebró la maniobra que desembocó en la victoria.
El equipo de Bianchi no quiere alejarse de los de arriba en el torneo. Suma diez puntos, cuatro menos que el líder Colón.
En tanto, Racing (4) permanece último en la tabla y ya tiene cinco derrotas en siete fechas. Ganó una vez y empató otra.
Sánchez Miño, en el primer tiempo, puso en ventaja a la visita. En el complemento, Saja lo empató de penal, pero Erbes selló la victoria boquense.
El equipo de Carlos Bianchi exhibió una contundencia que no entregó en otros partidos y sumó su segundo éxito consecutivo.
El primer tiempo se lo llevó parcialmente el equipo visitante porque mostró eficacia en la, prácticamente, única jugada más o menos coherente que hilvanó.
Por el contrario, Racing mostró nervios y su gente, en las tribunas, empezó a reclamarle por la derrota provisoria y la incómoda posición en la tabla. Una postal habitual en el fútbol argentino de hoy en día.
En el segundo período, el ingreso del experimentado Mauro Camoranesi (por un lesionado Francisco Cerro) le dio mayor dinámica a un conjunto local que empezó a manejar mejor el balón, aprovechando el retraso de las dos líneas defensivas visitantes.
Y Racing tradujo ese mejor accionar en el empate, a los 22 minutos. Parecía entonces que el partido quedaba a disposición de la Academia, más por empuje y fuerza que por una sólida prestación colectiva. Ayudado, además, por el quedo y el conformismo xeneize.
Sin embargo, el ingreso del pibe Luciano Acosta por un apático Riquelme (en el segundo tiempo fue un espectador de lujo) le dio algo más de frescura. Y el juvenil enhebró la maniobra que desembocó en la victoria.
El equipo de Bianchi no quiere alejarse de los de arriba en el torneo. Suma diez puntos, cuatro menos que el líder Colón.
En tanto, Racing (4) permanece último en la tabla y ya tiene cinco derrotas en siete fechas. Ganó una vez y empató otra.