Volvió una noche. O mejor dicho, volvieron. Porque no sólo Rosario Central regresó al triunfo luego de cinco jornadas. También Sebastián Abreu volvió a mostrar toda su jerarquía, consumando una actuación sin fisuras con gol y asistencia incluidos. Como para reconciliarse con los hinchas canallas, luego de aquel penal fallado ante Tigre. Lo mismo que el equipo, que se fue bañado en aplausos.

El elenco de Russo venció a All Boys 2 a 0, por la fecha 9 del torneo Final de primera división. Los goles: el Loco, de penal, a los 35 minutos del primer tiempo, luego de que Cambiasso le cometiera infracción a Acuña tras pivoteo del uruguayo y se ganara la roja; y el propio Walter Acuña a los 13 del complemento, definiendo mano a mano ante el ingresado Leyenda tras genial habilitación de Abreu.



Lo ganó justificadamente la Academia. Su guardameta, Mauricio Caranta, casi no transpiró. Con presión, sin tanto volumen pero poniendo mucha gente en campo rival y ganando todos los envíos aéreos (allí se destacó Abreu, la figura del cotejo), los locales fueron tejiendo una superioridad que recién se hizo nítida con el primer tanto de la noche. Hasta ahí, se había arrimado con disparos externos y búsquedas por arriba, aunque siempre manejando la pelota con el criterio de Nery Domínguez y la dinámica de Méndez.

Pero el grito del Loco y la expulsión de Cambiasso profundizaron la supremacía, que ya en el complemento no tuvo vuelta atrás. Hasta el segundo tanto, se sucedieron un cabezazo de Abreu que dio en el travesaño y otro de Berra que desvió Casteglione. Hasta que a los 13’, Abreu le puso una genial pelota de gol, de primera, a Walter Acuña, que ante el ingresado Leyenda se la picó y desató el grito de desahogo del todo el Gigante.



Ya 2-0, la escuadra de Arroyito se dedicó a administrar su diferencia, pudiendo incluso haber llegado a cifras de goleada. Para los del Negro Rodríguez, se destacó un disparo de Battión que dio en el poste y nada más. La visita nunca pudo hacer pie y mucho menos jugando con diez hombres. Para Central se trató de una victoria justa y hasta cómoda, que le sirve para reactivar el espíritu y, lo más importante, volver a inflar el promedio.