Según un artículo publicado en la revista 'Scientific American' y levantado por el sitio de noticias RT, un excesivo énfasis en el intelecto o talento deja a las personas vulnerables al fracaso, temerosos de los desafíos y con deficiencias a la hora de remediar estas falencias.

Los niños que tienen una creencia implícita de que su inteligencia es innata, son más propensos a caer en una mentalidad en la que hacer esfuerzos por aprender cosas nuevas les parece poco importante. Además esta mentalidad les hace perder la confianza y la motivación cuando una tarea ya no es fácil para ellos.

Los autores del estudio recomiendan a los padres y docentes, adquirir una "mentalidad de crecimiento" enfocada en un "proceso basado en el esfuerzo personal y estrategias y no en la inteligencia o el talento", con lo que ayudará a los niños a adquirir nuevas habilidades con las que alcanzarán altos rendimientos en la escuela y en la vida.

"La inteligencia es maleable y se puede desarrollar a través de la educación y el trabajo duro. Elogiar a los niños diciéndoles lo brillante y talentosos que son es un error. El elogio provoca una mentalidad fija. Mientras que una palmadita en la espalda, incentiva a los niños a seguir mejorando", según el estudio.