Los nueve maravillosos meses de embarazo pasan factura al cuerpo de la mujer después del parto: las caderas se ensanchan, el abdomen se hincha y queda flácido, los senos aumentan y caen sin piedad por la ley de la gravedad.

A pesar de que, poco después del parto, la mujer experimenta una importante pérdida de volumen (que varía en función del peso del bebé, la placenta, el líquido amniótico y la pérdida de sangre), en la mayoría de los casos siempre quedan "kilos de más".

Se necesita de seis meses a un año para volver al estado anterior. Hay que tener en cuenta que cualquier estrategia radical puede tener un efecto rebote poco conveniente por ello será conveniente actuar paulatinamente.

Volver al peso habitual

Lo principal es olvidarse de las dietas drásticas y los regímenes salvajes: ahora es necesario comer con sensatez, realizar actividad física y dejar que la naturaleza haga el resto. De esta manera, conviene esperar tres meses tras el parto antes de iniciar cualquier plan de alimentación y, una vez cumplido ese plazo, se trata de seguir una dieta rica en vitaminas, en fibra y baja en grasas, la cual conviene sea indicada y controlada por un médico nutricionista.

La transformación de los pechos

Las variaciones de volumen de los senos que se producen durante el embarazo y la lactancia pueden afectar a su tersura. Un buen método para tonificarlos es aplicar agua fría una vez al día por más difícil que parezca. La temperatura del agua hace que las venas se contraigan y de esta manera, se reactiva la circulación de la sangre: la piel se tersa, llevando sangre y oxígeno a cada poro.

 Las cremas para el pecho también ayudan, si bien hay que esperar a que finalice la lactancia para poder usarlas.

Ponerse en forma

Sin duda, lo mejor que puede hacer la mujer para encontrarse mejor es hacer ejercicio, al que se debe llegar de forma gradual, comenzando primero con tan solo diez minutos al día para ir aumentando el tiempo y la intensidad muy gradualmente.

Tanto durante como después del embarazo es importante hacer estiramientos con cuidado, pero de forma completa: en este tiempo, los ligamentos son mucho más frágiles y hay que evitar movimientos bruscos que puedan dañarlos.