Si bien las infecciones urinarias se pueden contraer durante todo el año, en verano hay una mayor propensión a su desarrollo. Se trata de un problema que afecta más a las mujeres. El motivo es que la uretra corta, propia de la anatomía femenina, y el ambiente húmedo, hacen que este cuadro sea más frecuente. A esto se suma la humedad excesiva que generan los continuos baños durante el verano y que favorece el ingreso de gérmenes en el organismo; y la presencia de bacterias en el agua del mar y de las piletas.

La. bacterias se concentran en el ingreso a la vagina y suben hasta la vejiga. Aunque habitualmente se eliminan al orinar o con el flujo vaginal, en ocasiones quedan adheridas a la vejiga, se reproducen y generan infecciones.

Su nombre científico es Cistitis y es una infección causada, en la mayoría de los casos (80 por ciento), por la bacteria E. Coli, presente en el organismo humano pero que por diversas circunstancias puede llegar a la vagina, uretra o vejiga creando dolores y complicaciones para la salud.

Entre los síntomas más habituales de las infecciones urinarias se presentan la sensación de picazón, dolores en la parte baja del abdomen e incluso en la espalda, deseo constante de orinar, ardor al hacerlo y hasta fiebre. La orina puede verse más turbia, presentar sangre y mal olor. Ante la presencia de estos síntomas, es aconsejable consultar al médico que brindará un diagnóstico y tratamiento adecuados.

Como medidas preventivas, se recomienda no aguantar el deseo de orinar, asear los genitales de adelante hacia atrás, secarlos bien luego de bañarse, incrementar el consumo de líquidos -que generan orina y permiten, al orinar normalmente, lavar la vejiga-. Otras recomendaciones para evitar este problema son orinar antes y después de la actividad sexual, evitar el uso de productos íntimos inapropiados, prendas muy ajustadas o de materiales sintéticos y toallas higiénicas con fragancias o agregados que puedan generar irritaciones. Las toallitas y tampones deben renovarse cada 4 o 5 horas, haciéndolo con las manos higienizadas. Al lavar las prendas íntimas, se debe eliminar completamente el jabón. El vello púbico protege los genitales, por lo que conviene no sacarlo completamente al depilarse. Al menos se debe visitar al médico una vez al año para esta y otras recomendaciones y/o chequeos apropiados según la historia clínica de cada uno.