La Universidad de Stanford (California, Estados Unidos) ha dado a conocer los resultados de uno de los ensayos clínicos más esperados: el estudio PLASMA, el primero que prueba en humanos el efecto de transfundir sangre joven en personas con alzhéimer. Se trata de un ensayo piloto con solo 18 pacientes que estaban en una etapa moderada de la enfermedad, pero los resultados son esperanzadores. No solo se ha demostrado que la estrategia es segura y se tolera bien, también se han visto signos que sugieren cierta mejoría. No hubo cambios en el estado de ánimo de los participantes, ni en las pruebas de cognición que implican memorizar una lista o recordar eventos recientes. Sin embargo, sí mejoró sustancialmente la capacidad de realizar tareas básicas para llevar una vida independiente, como recordar la toma de medicamentos, poder pagar facturas o preparar sus propias comidas.

El estudio se diseñó en dos etapas. En la primera, nueve enfermos recibieron cuatro transfusiones semanales de una sustancia salina (placebo) o de plasma obtenido de voluntarios de entre 18 y 30 años. Ni los participantes ni el personal sanitario sabía cuál de ellas proporcionaban a cada enfermo. En la segunda etapa, tanto los pacientes como sus cuidadores sabían que les infundían el plasma. Curiosamente, los mejores resultados los experimentaron aquellos que ignoraban su tratamiento, no hubo efecto placebo.

Entusiasmo "moderado"

No obstante, no es suficiente para demostrar la eficacia del tratamiento, reconoce la neuróloga Sharon Sha, quien presentó el trabajo en la conferencia de Ensayos Clínicos sobre Alzheimer que se está celebrando en Boston (Estados Unidos). "Nuestro entusiasmo debe ser moderado", dijo.

Fuente: abc.es