El embarazo adolescente descendió en la ciudad, al menos los casos que se atienden en el sistema de salud pública. La disminución de niñas y jóvenes embarazadas se vio reflejada en el Programa Equidad Educativa municipal, destinado a brindarle contención a esta población, desde donde se destacó que la gran mayoría de las chicas que participaron en la iniciativa, no optaron por tener un segundo hijo en función a desarrollar otras alternativas, vinculadas al estudio o el trabajo. “Notamos que las jóvenes empiezan a planificar sus familias”, sostuvo la directora del Instituto de la Mujer, Andrea Travaini.

Según señaló el secretario de Salud municipal, Leonardo Caruana, en Radiópolis (Radio 2), desde 2012 se registra un descenso sostenido del porcentaje de embarazos adolescentes, del 28 al 22 por ciento. “Se debe a una complejidad de factores determinantes, uno es la política de anticoncepción. Las niñas tienen la posibilidad de elegir sus ginecólogos y todos los adolescentes, una diversidad de anticonceptivos. También tenemos la atención en los centros de salud a modo preventivo”, analizó.

En tanto, consideró relevante las políticas de inclusión social destinadas a esta población. En ese sentido recordó al Programa Equidad Educativa que permite estudiar a las niñas embarazadas y mamás a cambio de una ayuda económica, al tiempo que ofrece a las chicas diversos talleres y actividades para que conozcan más sobre sus derechos, la sexualidad y la maternidad.

Consultada al respecto por Rosario3.com, la directora del Instituto de la Mujer, Andrea Travaini, señaló: “Hemos analizado la población de niñas, adolescentes y jóvenes desde el inicio del Programa Equidad Educativa en 2005, y comprobado que que el índice de repitencia de embarazo ha disminuido notablemente teniendo, en la actualidad valores de un 20%, de las cuales podemos detallar que sólo en este porcentaje se registran dos hijos o hijas y en casos aislados tres niños”.

“En el 80 por ciento de las adolescentes que participan del programa notamos la decisión de planificar sus familias, de seguir estudiando y tener un proyecto de vida diferente al que tuvieron, teniendo la decisión de ser madres una sola vez”, remarcó y recordó que el año pasado pasaron por esta instancia 350 chicas de entre 14 y 18 años.

“Vemos que empieza a ser una decisión el quedar embarazadas. Siempre jugó el deseo de ser madres pero no así la planificación o la opción del mejor momento para desarrollar sus maternidades”, observó y vinculó estos cambios en las chicas al hecho de haber sido contenidas durante su embarazo por parte de profesionales y haber aprendido saberes relacionados a su salud sexual y psíquica.

Para la psicóloga, las adolescentes que se suman al programa logran contactarse con otras alternativas. “No quieren repetir la historia de sus madres y abuelas, ven un futuro distinto. Ser madre ya no aparece como el único proyecto personal sino que es uno más, y la maternidad empieza a ser una posibilidad. Antes era la primera opción que manejaban”, expresó. En ese sentido, reveló que algunas de las participantes iniciaron sus estudios universitarios: “Ya no quieren otro hijo porque necesitan de tiempo para dedicarles a la carrera”, resaltó.

Algunos mitos o prejuicios sobre el embarazo adolescente

¿Por qué una jovencita que transita su adolescencia queda embarazada?, fue otra de las consultas. “Muchas veces hay desconocimiento sobre la sexualidad en general, sobre cómo una mujer queda embarazada, tampoco se conocen los métodos anticonceptivos y también aparece el deseo de tener algo propio, de dejar de cuidar de familiares para pasar a cuidar de algo que es sólo de ellas”, analizó. Por otra parte, han detectado algunos casos en que los novios de las chicas las presionan para tener hijos como una forma de resguardo sexual. “Esto de que embarazada no se va a ir con otro está muy presente”, advirtió Travaini, quien tampoco descartó la violación.

La funcionaria descartó que el embarazo adolescente sea mayor en los sectores de mayor vulnerabilidad socioeconómica. “Por trabajar en el Estado, lo vemos en estas poblaciones pero en clases altas y medias también sucede aunque se resuelve de otra manera, sin acudir al Estado. Es por eso que estas mujeres precisan de una ayuda para transitar la gestación sin renunciar a la educación y además, de algún soporte para la crianza de ese bebé”, observó.

Finalmente, se refirió a las posibles “huellas” que pueden quedarle a una chica que, siendo aún una niña, debió convertirse en mamá. “Es algo fuerte, no pasa desapercibido. No sé si podemos hablar de consecuencias negativas o positivas pero claro que hay marcas. Pero por sobre todo, esas huellas tienen que ver con el entorno. No siempre estos embarazos se dan en condiciones favorables, muchas de estas chicas se quedan solas. Se sienten amenazadas, no saben cómo decirlo, temen a sus padres o lo que puedan decir en la escuela”, explicó.