Joe Holliday nació, en 1988, y no estaba claro si era un niño o una niña. Es que sus sus genitales no se formaron totalmente cuando estaba en el útero de su madre.

La incertidumbre angustiaba a su madre que comenzó a consultar especialistas. Uno de ellos le dijo que sería mejor para él ser niña, porque quirúrgicamente sería más fácil y porque no podría soportar ser hombre sin tener genitales masculinos.

Así que en su primer cumpleaños su madre lo acostó siendo Joe y a partir del día siguiente lo crió siendo Joella.

Una década después, en 1998, apareció con 10 años en un documental de la BBC que seguía a los padres en su pelea legal para conseguir que fuera reconocido como niña en su certificado de nacimiento.

Pero a partir de esa edad, Joella empezó a sufrir depresión y ansiedad. Se autolesionaba y llegó a intentar suicidarse.

"Durante años me sentí como si estuviera metido en un agujero negro sin saber por qué", le dijo a la BBC.

Entonces, cuando pasaba de los 20 años, por casualidad vio su historial médico y leyó que los análisis de sangre habían mostrados que su cromosoma era XY; es decir, que genéticamente era hombre.

También supo que le habían quitado los testículos cuando tenía 18 meses, a pesar de que estaban sanos, dijo.

"Sentí y siento como si hubiera perdido una enorme parte de mi vida. Me pasé 15 años de mi vida deprimido y casi recluido en algún momento", dijo.

Hace 30 años en Reino Unido, la decisión de criar a Joe como Joella se consideraba la mejor opción. Aunque ahora la mayoría de los niños que nacen con el mismo trastorno del desarrollo sexual que Joe crecen siendo chicos, según dijo.

En 2015 Malta se convirtió en el primer país del mundo que prohibió las intervenciones médicas no consensuadas en pacientes intersexo.

Pero el joven denuncia que aunque hace tres décadas las recomendaciones eran otras, lo que es "inaceptable" es que aún hoy en día no se les de a los pacientes intersexuales el apoyo psicológico y médico que necesitan.

Y que no todos los casos son debatidos en profundidad con las familias y los pacientes antes de hacer cirugías irreversibles que pueden cambiarles la vida.