Cada vez son más los varones que se depilan, ya sea por cuestiones de salud o por estética. Una especialista aseguró que conforman el 30 por ciento de la clientela de cualquier salón dedicado a esta técnica cosmética. En síntesis, ya no es una costumbre exclusiva de algunas mujeres, situación que refuerza la caída de algunos mitos sobre la masculinidad.

Sacarse los “pelos” del cuerpo no es una cuestión sólo femenina. La imagen de la mujer sufriendo en carne viva la cera caliente y la maquinita que arranca el vello de raíz o bien, desde hace un tiempo sometiéndose a eternas sesiones de depilación definitiva, no es ya exclusiva. Es que en los últimos años se convirtió en cosa de hombres quienes incluso, no lo ocultan. Son numerosos los varones que exhiben sus piernas y pectorales sin sombras y muchos otros revelan los alcances de esta técnica cosmética con mínimos calzoncillos.

En diálogo con el programa Radiópolis (Radio 2) que conduce Roberto Caferra, Natalia Montejano, una especialista en depilación definitiva, confirmó la tendencia: “Hace 15 años cuando empecé, sólo el 5 por ciento de los hombres se depilaba, ahora es un 30 por ciento. Cada vez son más los hombres que se depilan”, señaló y confió que se repite en la mayoría de los locales de estética de Rosario.

“Vienen desde policías a deportistas”, reveló y realzó las bondades de la técnica definitiva: “Son tratamientos que pueden duruar entre 20 y 40 años”, dijo. De acuerdo a lo que sostuvo, los varones suelen recurrir a la depilación por cuestiones de salud, ya sea porque tienen mucho vello que les trae complicaciones en la piel –a muchos hombres se les encarnan los pelitos de la barba–o bien, a la hora de practicar deporte. También, están aquellos que se depilan porque les gusta verse sin vello.

Entre ese grupo, hay distintas preferencias. Algunos hombres se depilan las piernas, el pecho, los brazos y también la zona genital. “Hay hombres que les molesta el vello porque usan calzoncillos más chicos” y en respuesta al prejuicio de que esta práctica se contradice con las máximas del universo masculino, soltó entre risas: “Hay que ser macho para hacerse el tiro de cola”.

A fin de evitar el dolor extremo que causa la cera, Natalia reivindicó el láser. Confió que es más económico un tratamiento definitivo que depilarse frecuentemente con cera.