Pedro Robledo

Otro eslabón de la larga cadena de visitas internacionales tuvo lugar anoche en la sala Lavardén, con la presentación de Eddie Shaw, leyenda viviente del blues norteamericano.

En la previa, Caburoblus, la banda rosarina emblema del género, preparó el ambiente para la llegada de Shaw. Con potentes temas propios, el cuarteto liderado por Juan Carlos Vitantonio "Caburo", ratificó su liderazgo en la escena del blues local.

Luego de un breve intervalo, el telón se volvió a abrir. Arremetió la banda argentina que acompaña la gira nacional de Eddie Shaw, integrada por Juan Urbano (guitarra, coros y traducción), Omar Salomón (guitarra), Johnny Guitar Johnny (bajo) y Pupe Barberis (integrante de Caburoblus, reemplazo de último momento del baterista de la banda varado en la autopista).

Juan Urbano anunció la llegada de Eddie, que entr. muy displicentemente y comenzó a mostrar su magnetismo.

Siempre en inglés, traducido por el guitarrista del grupo, Shaw se mostró agradecido y gratificado por tener la posibilidad de visitar Rosario. Fuesu primera vez en nuestra ciudad y la segunda en el país.

En su primera incursión vocal ("Big boss man"), dejó clara su procedencia. Es una típica voz del sur de USA que parece llegar directamente de Chicago a Rosario y la escasa luz sobre su figura colaboró a producir esta imagen.
Eddie arengó a la banda a la hora de cada uno de los solos y mostró suficiente aire para cantar y tocar el saxo en todos los temas. Hasta disimuló o lleva muy bien sus 75 años.

La primera gran ovación se produjo cuando Eddie se alejó de los micrófonos y ofreció un solo de saxo apoyado por una casi impercetible base rítmica, y regaló una inolvidable versión de "Going down slow", el standard de blues escrito por St.Louis Jimmy Oden en los años 40.

Eddie Shaw no solo canta y toca el saxo, sino que además gesticula y se expresa corporalmente en sintonía con los textos. Por momentos se sentó, cómodo con su banda argentina, dejó su instrumento y su sombrero y se dedicó solo a cantar.

Dijo estar encantado con su estada en Rosario y solo prometió "traer un poco de felicidad a sus vidas". Volvió agradecer a la producción local que hizo posible la visita (Horacio Vargas) y pidió volver a ser invitado.

Se reservó un tiempo para homenajear a Chester Arthur Burnett, conocido como Howlin Wolf, el mejor cantante de blues de Mississipi , según Eddie.

La mecánica del show fue sencilla y transparente. Eddie Shaw no habla español. Le informó al guitarrista de la banda qué tema quiere tocar, este trasladaba la orden a la banda y los demás seguían la rutina impuesta. El grupo que acompaña la gira es producto de un riguroso casting previo. Eddie envió un lista de treinta temas que los músicos deben tener previstos y, sin ensayo previo, se comienza el periplo.

Tics, yeites, códigos y pulso del original blues están en la sangre de Eddie Shaw. A esto le agregó sus dotes de showman, su actitud de front-man, siempre cerca de la gente, inventando historias que resultan un ingrediente extra que preludia cada interpretación.

Para el final, eligió "Sweet home Chicago" (Robert Johnson), otro standard de blues, canción tan popular que hasta Barack Obama la cantó en un concierto en la Casa Blanca.

Un escaso repertorio (9 temas), bastaron para dejar satisfecho a un público eufórico que tuvo luego la posibilidad de fotos y autógrafos generosamente ofrecidos por Eddie en el hall de la sala al término del concierto.

La gira por Argentina se completa hoy en La Plata, luego Eddie Shaw sigue su ruta que lo llevará por escenarios de Miami y Barcelona.