Por Agustín Lago

El Frente Progresista Cívico y Social sabe que se juega este domingo, como se dice en la cancha, la defensa del título. No sirve la famosa “derrota digna”. Transpirar la camiseta en este caso significa ganar el partido así sea con un gol en contra del rival.

Los candidatos a gobernador e intendente, Miguel Lifschitz y Mónica Fein, visitaron este jueves junto con el diputado nacional y emblema del Partido Socialista, Hermes Binner, el estudio de Radio 2 durante el programa A Diario, que conduce Alberto Lotuf.

Los dos ex intendentes de Rosario y la actual titular del Ejecutivo local se sentaron juntos. Amontonados, abrigados y con el mate que pasaba de mano en mano tratan de apaciguar el frío de una mañana preciosa. Se les notaba el lógico cansancio que conlleva una intensa elección que pondrá en juego el futuro del Frente Progresista Cívico y Social. 

Lifschitz en el centro, Binner a la derecha y Fein a la izquierda. Los dos candidatos tienen algo en común: esbozan sonrisas que tienen más que ver con la ansiedad de un resultado que con la alegría del comienzo de una jornada que, como todo cierre de campaña electoral, será agobiante y alegre; y cada vez que el ex gobernador formula una declaración se inclinan para contemplar su mensaje.

A las 10:34, la pantalla de televisión que se encuentra al fondo del estudio de Radio 2 muestra un título tan lejano como cercano: “La pelota empieza a rodar”. Si bien está relacionado con el comienzo de la Copa América de Chile, es pertinente para lo que sucedía en la mesa. El calentamiento previo tuvo lugar el 19 de abril y dejó a varios precandidatos fuera de juego. Los que quedaron en condiciones de salir a la cancha comenzaron a marcar sus estrategias de cara a la gran final que tendría lugar recién un mes y medio después.

Se disputan proyectos de gobierno. En el municipio están en juego unos 26 años de gestión mientras que en la provincia son 8. Esta elección tiene como telón de fondo algo importante. El Frente Progresista no tiene precandidato a presidente y, cuanto mucho, puede tener a su líder compitiendo la pole position con el ex gobernador y actual senador nacional, Carlos Reutemann, que vistió su auto de amarillo para la ocasión.

Mientras el candidato a gobernador del Frente Progresista explica su plan de obras públicas y con su mano izquierda agita el aire como si lo revolviera, Fein mira hacia la mesa y atina a asentir en que los barrios de Rosario van a tener finalizadas las obras de cloacas. “Hay gente nerviosa que reparte panfletos para afectarnos. No se suman votos de esa manera”, disparó Lifschitz.

Binner pareciera estar presente para responder las preguntas que hacen tanto Alberto Lotuf como Ciro Seisas. Pero esto va más allá. Es el líder que le faltó al partido para las Paso. Es quien enamoró a los que hoy son candidatos y quien no decidió volver a ser aspirante a la Casa Gris a sabiendas que podía ganarla casi con la misma comodidad que en los comicios del 2013.

No es la elección de un intendente y de un gobernador. Es la continuidad o finalización de una manera de ejercer política a nivel local y provincial. No se sabe qué puede avecinarse en caso de perder. Pero para ellos es mejor no pensarlo. A la muerte es mejor tenerla presente pero lejos del pensamiento cotidiano. Bien cerca está el lunes, que es la línea de llegada para los competidores. Para algunos será el debut en el Poder Ejecutivo y para otros será un ingreso de aire fresco para corregir los errores y profundizar lo desarrollado a lo largo de largos años.