Este jueves a las 19.30 se presenta Calle Esos Ojos, un libro que propone una mirada al street art de Bogotá, Colombia, a través de las propuestas de cuatro de sus más representativos exponentes: Toxicómano, Lesivo, Guache y Dj Lu. La cita es en el CEC Vinilo Café, Paseo de las Artes y el río, con entrada libre y gratuita.
A través diferentes lecturas de la realidad, las obras apuntan a comunicar la importancia de la cultura popular y la otredad con un marcado compromiso crítico con el ambiente política y social. La presentación forma parte del Ciclo Corriente Contínua, que aborda estrategias de expresión callejeras y que incluye un taller de técnicas.
Calle Esos Ojos muestra fotografías que relatan el proceso de trabajo de los autores, entre otros créditos. El libro cuenta textos del escritor Darío Jaramillo Agudel y del antropólogo Antonio Morales Riveira.
La presentación está a cargo de uno de sus autores, el Guache, oriundo de Bogotá, junto con la artista urbana santafesina Analía Regué, alias Damita Dinamita.
"Se busca relatar lo que ocurre en un lugar, con una mirada social, con un vínculo de expansión y acción más allá del hecho de vivir en ese espacio", explica Regué en diálogo con Rosario3.com.
El arte callejero permite vincularse con los demás y está muy cerca del arte popular. "Es un acto de comunicación directa, contundente. Salir y hacer algo que se ve y que te pueden ver mientras lo hacés".
El street art colombiano, al que alude el libro, para Dinamita tiene diferencias explícitas con la expresión argentina. "Presenta pautas distintas porque el mestizaje cultural está en todo. No es que nosotros no tengamos cruces cuturales, pero en esa sociedad es cotidiano".
Calle otros ojos incluye graffitis y stencils hechos en muros o en pequeños espacios. Además, viene con materiales para trabajar.
Arte callejero argentino
Si bien el street art es un movimiento que surge entre fines de los ´60 y principios de los ´70, su llegada al país es tardía. La tendencia se hizo fuerte en los ´90 y terminó de explotar en la década siguiente.
"Aquí se conoció desde el graffiti, sobre todo luego del Proceso. Había una necesidad muy grande de decir, de usar palabras para contar. Es más inmediato y no tiene que pasar por el filtro de la interpretación, como en la imagen", explica Dinamita.
La movida supone, además, a diferencia de la palabra, un trabajo previo. "Se necesitan técnicas y el hecho de pensar qué y como se va a decir", completa Regué.